Capítulo 102.

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NARRANDO DANIEL.

La gente empieza a caminar, no consigo verla y me meto entre toda ella, llego hasta donde estaba sentada pero no está, miro a mi alrededor buscándola por todos lados, escucho que el avión está apunto de despegar y que todos los pasajeros están entrando, corro como un loco para intentar alcanzarla.

No la encuentro, tengo el corazón a mil, necesito verla, detenerla y decirle que soy un gilipollas, que la quiero con toda mi alma y que no puedo estar sin ella pero no logro alcanzarla, por los cristales veo como el avión despega y todo dentro de mi se destroza.

— ¿Se siente bien? —Pregunta una chica, su voz me es conocida.

— No, no me siento bien.

— El chico de París. —La miro.

— La chica que preguntó a todos los franceses si eran españoles.

— Sílvia —Se ríe.

— Cierto, Sílvia.

— ¿Qué haces aquí? Te creía en París con tu preciosa novia.

— La he perdido.

— ¿Otra vez? —Pregunta.

— Esta vez para siempre.

— Me niego —La miro— Desde que te conocí en aquella terraza y me hablaste de lo muy enamorado que estabas de ella supe que sería para siempre, ahora no podéis destruir la única historia de amor que iba a terminar bien.

— Soy un gilipollas, en vez de decirle que la amo y que no puedo imaginarme la vida sin ella, la dejo marchar.

— Pues búscala.

— Buscarla —Suspiro— acaba de tomar un vuelo a París.

— ¿Y qué? Cuando el amor es real nada es imposible.

Sonrío, pongo la mano su hombro y me sonríe.

— ¿Y tú qué haces por aquí? —Le pregunto.

— He vuelto por asuntos de trabajo, París se me hacía muy grande —Se ríe.

— Espero volver a verte.

— Yo también pero feliz y no así.

Coge su maleta y sigue caminando, yo me quedo mirando a la nada hasta que finalmente me decido a luchar por ella.

NARRANDO LEDRA.

Horas después llegó a París, llego en taxi al hotel donde me hospedaba y en el cual me sigo hospedando, no creo que nadie haya notado mi ausencia, solo ha sido un día. Entro en mi habitación, todo está recogido, me siento en la cama sintiéndome bastante sola, como cuando creí a Daniel muerto, siento un vacío dentro de mi que no puedo llenar con nada.
El móvil suena, es Daniel, no sé qué quiere pero no puedo cogérselo, me dolería mucho más si hablo con él.. no puedo.

NARRANDO JESÚS.

Alicia me ayuda a vestirme, debemos salir de aquí cuanto antes, aunque estén los hombres de Raúl fuera protegiéndonos no podemos fiarnos. Ella decide llevarme a su casa, aunque yo me niego varias veces por la vergüenza de tener que estar en el mismo techo con sus padres.

— Papá, mamá, él es mi novio y acaba de tener un accidente, deberá quedarse esta noche aquí porque no tiene donde ir. —Le dice Alicia.

— ¿Y su casa? —Pregunta su padre.

— No quiere volver a su casa para no preocupar a sus —Me mira— padres.

— Los preocupará mucho más si se queda aquí.

Nuestro amor es animal. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora