Capítulo 33.

14.5K 745 29
                                    

NARRA LEDRA.

Cierro los ojos dejándome llevar por su abrazo, pone la mano en mi nuca y me acaricia, nos separamos, acaricia mi rostro y sonríe.

— Estás preciosa. —Toca mi pelo.

— Bueno —Me encojo de hombros.

Paso mis dedos por sus mejillas para secar sus lágrimas, él vuelve a sonreír y besa mi frente.

— ¿Qué te pasa?  —Pregunto muy preocupada.

—  No tiene importancia, ya estoy mejor.

— Estas llorando y tú no lloras, siempre intentas ser lo más fuerte posible.

— También tengo días malos mandona, como todos. —Sonríe.

—Ya —Digo sonriendo.

— ¿Te preocupas por mi? —Me rio.

— Casi nada. —Sonríe.

— Deberé llorar más a menudo.  —Lo abrazo.

Niego con la cabeza, nos sentamos en el banco, le hago un gesto a Alícia que asiente con la cabeza, Dani mira al suelo mientras su cigarro se consume poco a poco.

— No eres el Dani malote de siempre.

— Claro que si niña fresa ¿Piensas qué te librarás de ese lado de mi? —Pregunta en medio de una carcajada.

— Oh no, jamás dejarás de ser un malote gilipollas.

— Nunca —Ríe.

Sus ojos brillan, seca sus lágrimas y toca mi rostro, lo miro dulce, muy dulce.

—La niña mandona esta demasiado dulce hoy.

— ¿Tú crees? —Me rio.

— Si, mírate, que carita.

— Vete a la mierda. —Lo empujo.

— ¡Grosera! —Exclama riendo.

— ¡Gilipollas! —Exclamo.

Empieza a reír, noto como su tristeza disminuye, muerdo mi labio sin poder dejar de mirar su jodida sonrisa, tan hermosa como sexy.

— El cigarro se ha consumido.

— Cogeré otro. —Niego.

— No —Alza la ceja— deja de fumar.

— Ahora te molesta —Se ríe.

— Ya que no puedo echarte a ti que me molestas más, hago que dejes de fumar estando conmigo.

— Últimamente no hay día en el que no te vea ¿Acaso me acosas? —Bromea.

— Uy si, me encanta ver tu cara de feo.

— ¿Acabas de llamarme feo? —Se hace el ofendido- Deberé que lavarte la boca con jabón, quedarías hasta más guapa.

— Tú ni con esas llegarías a ser guapo, lo siento. —Frunce el ceño.

— Eres jodidamente irritante niña ¡Muy irritante!

— ¿Acaso quieres pelea?

— Olvidaba que eras también agresiva. —Me rio.

— Yo no olvido que eres gilipollas.

Agarra mi rostro, se acerca a mis labios, eso hace que me ponga muy nerviosa, miro sus labios e intento resistirme.

— Te vuelvo loca. —Frunzo el ceño.

Nuestro amor es animal. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora