Capítulo 60.

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NARRANDO LEDRA.

Veo como sonríe, sabe que no hay cosa que me moleste mas que sonría en un momento como este.

— Vale, ya te has quedado tranquila.

— No, aún no —Se cubre la entrepierna.

— Hey —Me advierte— no lo hagas.

— Es lo que mereces, así no follas más ¡Cerdo!

— Ya bueno, pero me dejas sin descendencia.

— ¡Es lo que mereces! —Exclamo.

— Entiendo que estes así de enfadada pero no has preguntado —Frunzo el ceño.

— ¿Encima te burlas? ¡Es qué vuelvo a meterte eh! —Se ríe— ¡Qué no te rías!

— Lo siento, tu cara me hace gracia, arrugas la nariz.

— Eres un puto gilipollas.

— Vale niña fresa, vale.

— Como sigas burlándote te destrozo la moto.

— ¡No! —La cubre— Eso no.

Cruzo los brazos, él me mira, esta vez sin reírse, le doy los libros a Alícia, ella mira a Jesús y encoge los hombros, yo me acerco a Dani que sigue cubriendo la moto.

— No quiero que vuelvas a dirigirme la palabra.

—Has venido tú.

— Agradece que no te he destrozado los huevos de una patada —Frunzo el ceño— ganas no me han faltado.

— No volveré a dirigirte la palabra si eso es lo que quieres, menuda mandona.

— Ni me mires.

— Eso ya es más complicado, a cualquiera se le van los ojos contigo.

— Prefiero que cualquiera me mire, antes que tú.

— Yo no.

— Vete a la puta mierda gilipollas.

— Vale niña fresa. —Dice con la voz muy ronca.

Camino hacía Alícia pero lo escucho reír y eso hace que vuelva a girarme.

— Te la reviento.

— No puedo evitarlo, se que lo que hice no estuvo bien.

— No hombre, lo hiciste todo genial, engatusarme para acostarte conmigo y después dejarme con la excusa de que no quieres meterme en esto, pero claro, la realidad es que te estabas follando a otra.

— ¿Y te jode esa realidad? —Pregunta en un murmuro.

— No. —Digo fría.

— Estas celosa. —Suelta una carcajada.

— ¿Celosa yo? ¿Qué te hace pensar qué estoy celosa?

Agarro su miembro, él pone cara de dolor y inclina la cabeza hacía arriba, agarra mi mano e intenta apartarla.

— N..no, n..nada.

— Pues eso —Lo suelto— ya me he quedado súper tranquila.

— Estabas celosa.

— ¿Quieres qué repitamos el proceso?

— Quiero que repitamos muchas cosas.

— ¿Cerdo yo? Cerda tú, yo no he dicho qué y tú ya estás pensando en sexo, te he convertido en una adicta. —Arrugo la frente.

Nuestro amor es animal. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora