Capítulo 78.

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NARRANDO ALICIA.

Me mira, no deja de sudar, tiembla, tiene muchísima fiebre y eso me preocupa mucho más, camino de un lado a otro, él cierra los ojos y humedece sus labios o por lo menos lo intenta.

— ¡No voy a permitir qué mueras! —Grito angustiada.

Cojo el teléfono, llamo a una ambulancia, Jesús deja de reaccionar y yo no puedo dejar de llorar. De repente suena su móvil, lo cojo rápidamente y veo que es Daniel.

LLAMADA TELEFÓNICA.

— Jesús ¿Todo va bien? —Pregunta.

— Dani, soy Alicia —Sollozo.

— ¿Qué pasa? ¿Por qué lloras?

— Han disparado a Jesús, le dijeron que esto solamente era el principio ¡No sé qué hacer! —Exclama.

—  ¡Llama a una ambulancia, yo no tardo en llegar!

CUELGA.

Poco después llega la ambulancia, reaniman a Jesús, él tiene una mascarilla de oxígeno mientras intentan parar la hemorragia.

NARRANDO DANIEL.

Ledra y yo nos vestimos, salimos rápidamente, ella llama a Alicia que le indica en a que hospital están trasladando a Jesús. Voy como un loco, Ledra se agarra a mi muy fuerte totalmente aterrorizada.

Llegamos, vemos a Alicia en la sala de espera de urgencias, Ledra la abraza, sus manos están llenas de sangre, siento que el mundo se me viene encima, si algo le pasa a mi hermano no me lo perdonaré en la vida.

— ¿Cómo está? ¡Dime qué está bien!

— Le saqué la bala, intenté taponar la herida como pude pero ha perdido mucha sangre —Inclino la cabeza hacía arriba y empiezo a llorar—

— No puede pasarle nada —Digo caminando de un lado a otro.

— Mírame —Lo hago— todo estará bien.

— No puedo perder lo único que tengo —Sollozo— es mi hermano joder, no puedo quedarme también sin él.

Me abraza, lloro en su hombro desconsoladamente, me moriría sin Jesús.

— Voy a matarle.

— Dani, por favor. —Suplica.

— Le advertí que no se metiera con mi hermano, le advertí que lo mataría.

— Escúchame, lo importante es Jesús, no pienses en nada más.

— No me detengas Ledra, Ezequiel muere hoy mismo.

Camino, Ledra viene detrás de mi y agarra mi mano para impedir que me suba a la moto.

— ¡No vas a ponerte en peligro! ¿Acaso no basta con qué uno de los dos se esté debatiendo entre la vida y la muerte? ¡¿También quieres estar luchando por tu vida tú también!?

— Es mi hermano Ledra, no impedirás que mate a ese hijo de puta.

Me subo a la moto, arranco y me marcho, Ledra corre detrás de la moto hasta que se da por vencida.

NARRANDO LEDRA.

Vuelvo dentro con Alicia, ella llora, yo también lo hago, me siento a su lado y pongo las manos sobre mi cabeza.

— Feliz cumpleaños —La miro.

— Créeme, nunca lo olvidaré.

— Dani está completamente loco.

—Nos hemos metido en una mierda que nos terminará ahogando. —Mi preocupación se hace notar.

— Por amor —Suspiro y rio.

— Por él he hecho cosas que hace un año juraría que jamás haría, estoy completamente loca, sería capaz de todo por Dani —Digo entre lágrimas.

— Yo tampoco te imaginé en esta vida, queriendo a un chico como Dani y mírate, como puede cambiar todo.

— Quiero sacarlo de esto, hacerle ver que puede ser feliz sin necesidad de vender esa mierda pero ¿Cómo consigo vivir feliz a su lado? Si no tenemos ni un respiro, ni un momento feliz que dure.

— Este es su mundo.

— Un mundo de mierda.

Pasa el brazo por mis hombros, las dos lloramos, besa mi cabeza y suspiro. De repente vemos salir a una enfermera, las dos nos levantamos y nos acercamos deprisa.

— ¿Cómo está Jesús Oviedo? —Pregunto a una enfermera.

— Está siendo operado todavía, debéis tener un poco de paciencia.

— ¿Cómo nos puede pedir paciencia? ¡Usted no sabe cómo estamos sufriendo!  —Exclama Alicia.

La enfermera vuelve a entrar, nosotras nos sentamos de nuevo, intentamos que la desesperación no nos venza pero es imposible. Daniel no responde mis llamadas y eso me preocupa más, mucho más.

NARRANDO DANIEL.

Llamo a Raúl para que me consiga unos hombres, quiero matar a Ezequiel y nada me hará cambiar de opinión, Ledra me llama muchísimas veces pero apago directamente el móvil, ahora lo importante es acabar con esto, es él o yo y no pienso dejarme vencer.

— ¿Pensabas qué no te ayudaría?

— Voy a matarlo.

— Vamos.

Él y seis hombres más nos acompañan metidos en una furgoneta, llegamos al local donde está Ezequiel y entramos directamente a balazos. Consigo llegar hasta donde está Ezequiel, él me observa, se levanta y le apunto.

— Vas a morir.

— Mátame. —Ríe.

Lo apunto y disparo, sin más.

Nuestro amor es animal. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora