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Las luces se apagaron y varios focos comenzaron a alumbrar la sala y el escenario en intermitencia. El silencio que se creó fue sobrecogedor, el suelo se empezó a llenar de humo que trepaba y se enroscaba alrededor de las piernas y brazos de los presentes como si fuera un truco de magia. Una luna menguante apareció en la pantalla, creciendo despacio y creando expectación. No fue hasta pasados un par de minutos que se convirtió en una perfecta y hermosa luna llena. Los focos se apagaron de nuevo y de repente, todo sumido en la más absoluta oscuridad, el aullido de un lobo.La música comenzó a sonar, suave e hipnótica y después un foco blanco principal se encendió para alumbrar el cuerpo de un chico de rodillas, un chico con el cabello del color del pelaje de un animal y los ojos del color de la luna. Tenía una majestuosa cola gris que parecía real y se movía como si lo fuera. Su piel estaba manchada por ciertas zonas con pintura plateada y dos líneas negras en las mejillas como si fuera pintura de guerra.
Dallas se arrancó la camisa quedando solo en unos estrechos jeans y la música cambió radicalmente por otra mucho más oscura y frenética. Zoe nunca había visto nada igual, era imposible apartar la vista del chico que bailaba con una elegancia innata, como si lo estuviesen matando de dolor, como si hubiera nacido para eso.
Su corazón latió desbocado cuando el lobo de plata se bajó del escenario para volver a su lado.
— Has estado increíble— dijo muy a su pesar ruborizada, apenas podía mirarle sin quedarse prendada de su aspecto salvaje, asique optó por centrar su atención en su copa y no en aquellos tentadores y marcados abdominales que poseía aquel lobo.
— Gracias.
— Uhm... de nada...
— ¿No piensas mirarme?— dijo tomando la barbilla de la chica y volviendo su rostro hacia él.
La cola seguía moviéndose a su alrededor hasta que reposó encima del propio regazo de Dallas. Zoe sonrió mirándola y sin pensárselo mucho hundió los dedos entre todo el pelaje. Lanzó un pequeño grito de emoción cuando sintió la suavidad y como se movía. Era increíble lo lograda que estaba.
— ¿Dallas?—dijo una voz femenina.
Zoe quiso gritar, no dejaban que disfrutara de él ni cinco minutos. Todas las miradas estaban puestas en el increíble lobo y el marcador de la pantalla aun marcaba su asombroso recuento: 18.700 libras por el baile del gran lobo de plata.
Una mujer rubia platino y pómulos altos rodeó el sofá pasando sus uñas rojas por el respaldo de manera sensual. Rondaría los cuarenta años y era muy atractiva. Zoe la odió sin conocerla. Dallas se levantó e inclinó el cuerpo hacia la señora en un saludo, su cola le dio en la cara y se puso a sacarse los pelos de la boca con el ceño fruncido. Parece que no tenían mucho de lo que hablar: reservado 8.
La mujer se marchó y Dallas volvió a sentarse a su lado, bebió de su copa mientras Zoe se miraba las manos.— Volveré en una hora.
La chica solo pudo asentir y Dallas después de un corto silencio se levantó y se marchó tras de aquella mujer.
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Zoe daba vueltas a la copa vacía evitando la mirada de Yoongi, que le había visto mirarla con una sonrisa perversa pintada en su mueca desde una esquina de la sala. No quería que se le acercara y tampoco quería levantarse a por otra copa por mucha sed que tuviera para que no le quitaran el sitio. Las camareras parecían pasar olímpicamente de ella si Dallas no estaba a su lado. Y hablando de Dallas... no se lo podía sacar de la cabeza. Odiaba a esa mujer, ¿por qué tuvo que aparecer para fastidiarlo todo? Se sentía estúpida, ese era su trabajo y ella pronto estaría haciendo lo mismo.
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MUÑECOS ROTOS [+18]
Fiksi PenggemarOscuro, excéntrico, lujurioso, peligroso e inestable. Sé bienvenido al Etéreo. No olvides guardar el secreto. ADVERTENCIA ⚠️ Alto contenido sexual explícito y delicado, lenguaje obsceno. Mención de abusos y enfermedades mentales. Pareja principal:...