Zoe se encontraba sin fuerzas, hundida y mentalmente inestable ¿En qué momento había decidido tirar la estabilidad de su familia a la basura? Era una completa idiota, se merecía todo lo que le estaba pasando y no podría sentirse peor por ello. Pero sobre todo se odiaba por no conseguir quitarse a esos dos hombres de la cabeza, y porque si ahora mismo le diesen la oportunidad de volver con los suyos lo haría con un gran vacío en su corazón por no volver a verles, y lo que sentía por Jungkook podía entenderse pero lo de Dallas era harina de otro costal. Jugaba con su cordura hasta hacerle dudar de sí misma, creaba una enorme dependencia en ella y por si fuera poco la había forzado y le había hecho daño haciendo que se sintiese enferma por disfrutar de la depravación de sus actos. No quería convertirse en alguien como él, no quería que anulase su capacidad de volver a amar. Sabía que eso era justamente lo que pasaría si seguía a su lado. Aunque ahora dudaba mucho de que Dallas tampoco la quisiera a ella en su vida.
El brazo del lobo la aprisionaba contra su cuerpo y su respiración tranquila le rozaba la nuca a intervalos regulares, y disfrutaba de su contacto como la enferma en la que se estaba convirtiendo. Se giró lentamente con cuidado para ponerse de cara a él y se sorprendió al ver que el chico la miraba con la cabeza apoyada en la almohada y una sonrisa torcida en los labios. Debería ser prohibido ser tan guapo y tener una cara tan traicionera. Estaba segura de que estaba dormido hasta hacía apenas un segundo, o a lo mejor dormía con un ojo abierto.
— ¿Por qué no te duermes?— le preguntó el chico.
— No puedo, tengo demasiadas cosas en la cabeza.
— Eres preciosa cuando estás triste—dijo remarcando las palabras con el tacto de sus dedos en su mejilla.
No debería parecerle bonito que le dijese algo así. No debería gustarle nada de lo que saliera de sus labios y menos cuando el chico daba a entender que disfrutaba con su tristeza. Era despiadado, pero increíblemente hermoso en su crueldad. Se apartó de su caricia, no quería que su cuerpo volviera a reaccionar a él nunca más. Era un monstruo, debería estar encerrado, ni si quiera podía estar segura de que su otra personalidad no fuese una invención creada por él para volverla loca. Era demasiado inteligente y perverso, era capaz de cualquier cosa.
El chico se levantó y empezó a buscar ropa en el armario, ella se incorporó en alerta.
— ¿A dónde vas?
— Al Etéreo. Obviamente tengo que trabajar muñeca.
— ¿Qué vas a hacer conmigo, Dallas?
— Aún no lo tengo claro, no puedo echarte de aquí y arriesgarme a que desaparezcas sin pagar la deuda— la miró con superioridad y una sonrisa en los labios.— No tengas duda de que te encontraría en cualquier parte, pero me pondría de muy mal humor tener que buscarte. Asique... no sé ¿Alguna sugerencia?— la chica negó con la cabeza— ¿No? Pues nada... ya veremos lo que pasa, tal vez me cobre tu deuda con sexo, ¿te gustaría eso? Tardarías muchos años en compensarme eso si...— deslizó la mano por su miembro y se mordió la lengua inclinando la cabeza para provocarla.
— Estás enfermo...
— Y te encanta.
— Me iré cuando menos te lo esperes, te lo juro lobito.
— ¿Eso que huelo es rencor? Mmmhh... me la pone dura. Quizás empiece contigo ahora mismo ¿Qué te parece que te descuente cien libras? No pienso pagar mucho más por ti, eres muy loba para mi gusto. Qué ironía ¿a que sí?
Dallas se inclinó sobre ella y agarró su culo con fuerza mientras lamía y mordía su cuello, Zoe se revolvió gruñendo con los dientes apretados.— ¡No me toques!
— Es verdad... que aún no te has duchado— dijo con una mueca de desagrado.— Hazlo y seguimos.
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MUÑECOS ROTOS [+18]
FanfictionOscuro, excéntrico, lujurioso, peligroso e inestable. Sé bienvenido al Etéreo. No olvides guardar el secreto. ADVERTENCIA ⚠️ Alto contenido sexual explícito y delicado, lenguaje obsceno. Mención de abusos y enfermedades mentales. Pareja principal:...