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A Jeon Jungkook nunca le habían gustado las excentridades , tenía más dinero del que podía gastar y aun así prefería montar en su Kawasaki Ninja antes de tener que morirse de vergüenza montando en un coche con chófer o que la gente le mirara por llevar un coche demasiado caro. Él no era un pijo, no le gustaba presumir. A las chicas se les caían las bragas al suelo cuando le veían de traje y con una gran moto entre sus piernas. Se deshacían ante él cuando se quitaba el casco con sus manos llenas de anillos para dejar al descubierto una cara perfecta con varios pendientes en las orejas y una sonrisa traviesa.
No se vestía elegante al no ser que fuese necesario y odiaba cambiar sus Dr Martens por zapatos. Su apartamento estaba en el pleno centro del Camden town, tenía dos habitaciones, un baño y una pequeña cocina en el salón. Las paredes eran de ladrillo y el suelo de parqué. El único mueble digno de mención era el enorme sofá esquinero de cuero negro enfrente de una tele bastante grande de plasma.

Se consideraba un chico limpio aunque un poco desastre, nunca hacía la cama al no ser que cambiara las sábanas. No merecía la pena, su perro siempre se agenciaba la cama y la desordenaba.
Zoe le había dicho que le gustaba su casa, era muy informal y que pegaba mucho con él. Se había enamorado de su hascky de ojos bicolor y Jungkook lo había apartado cuando el perro también dio a entender que se había enamorado de ella, o de su pierna al menos. ¿Sabéis lo de que los perros se parecen a los dueños? Pues era verdad; a su perro también le ponía Zoe.
La había llevado a su casa sin mala intención, aunque los besos se habían prolongado más de la cuenta en el ascensor, había acariciado sus caderas por debajo del vestido y la había hecho reír más veces de las que recordaba.

Jungkook la había invitado a su casa cuando empezó a llover sin piedad, dijo que podían ver una película y beber unas cervezas. El vestido de Zoe estaba completamente mojado cuando llegaron al portal y eso que no habían dado ni treinta pasos. La chica no pasó por alto como miró su cuerpo en el ascensor y como se mordía el labio mientras la arrinconaba contra la esquina, como pasó su lengua por su labio inferior en una lamida provocativa para después comerle la boca sin reparos. Zoe había gemido sobre su boca y había aspirado cada uno de los ruidos roncos del chico cuando subió las manos por los laterales de sus piernas hasta agarrarle las caderas y jugar con los finos hilos del tanga. Aguantó la respiración cuando después de eso se paseó por su culo, lo acarició, lo agarró y metió la mano entre las nalgas para acariciar su sexo desde atrás. El ascensor paró y las puertas se abrieron, Zoe se miró al espejo antes de salir corroborando que sus mejillas antes ruborizadas ahora estaban al rojo vivo. El chico dejó escapar una suave risa frotándose el pelo empapado. ¿Era posible que de repente estuviera un poco cortado?

Abrió la puerta y el perro se subió sobre ellos saludando, Zoe empezó a gritar cuando después de olerla quiso montar su pierna y a Jungkook se le caían las lágrimas de risa mientras lo apartaba.
El chico le ofreció una camiseta para que no cogiese frío y le pasó una que tenía tirada en el sofá.

— Tranquila no está sucia, es mi camiseta del pijama.

La chica sonrió contenta con la elección y se la llevó a la nariz nada más encerrarse en el baño. Y olía... Dios, como olía. A jabón, a Jungkook, y al último resquicio de perfume que queda al final del día. Olía como huelen las sábanas cuando metes la cabeza dentro y ahí esta el chico que te gusta durmiendo. Se quitó el vestido y el sujetador empapado y comprobó que la camiseta tapara lo suficiente antes de salir descalza.

El chico también se había cambiado y ahora llevaba unos pantalones negros de chándal y una camiseta verde botella, estaba convirtiendo el sofá en sofá- cama y por lo visto le estaba dando problemas. Se rio cuando le tuvo que pedir ayuda a la chica.

— ¡Es que vale más maña que fuerza! Quita, que lo vas a romper.

La chica se agachó con el culito en pompa y empezó a tirar para arriba. Jungkook se colocó detrás de ella e inclinó su cuerpo hacia atrás para tener mejores vistas.

MUÑECOS ROTOS [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora