MUÑECOS ROTOS [+18]

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Zoe volvió a sentirse fuera de lugar en el camerino, no miraba a nadie directamente pero notaba que todos la miraban. Si antes la chica les era indiferente hoy era muy distinto, no les hacía gracia que Zoe tuviera la suerte de no tener que desnudarse en el baile y a la mayoría le molestaba que su mentor le dedicara más tiempo que al resto. ¿Por qué llegaban juntos y por qué tenía el descaro de compartir su mesa? Incluso les caía mal a varios de los chicos de Yoongi, pensaban que solo era una niñata estirada.

Zoe no podía comprender por qué nadie se había acercado a ella, es verdad que era tímida pero también se consideraba sociable. Le hubiese gustado poder encontrar un apoyo, alguien con quien poder desahogarse pero solo le hicieron falta dos días para saber que eso no iba a pasar. Ni siquiera hablaban entre ellos mientras se caracterizaban, el ambiente era frío e incómodo.

Dallas saludó a los chicos y le hizo una seña a Zoe para que le siguiera, al fondo del camerino a la izquierda había unos elegantes biombos, su tutú estaba perfectamente colgado en la pared.

— Desnúdate.

La chica dudó, Dallas estaba con ella dentro del biombo y se sujetaba a él con una mano. Había un banco para sentarse lleno de frascos y botes que ella no sabía para qué servían.

— ¿Prefieres hacerlo fuera?

Zoe negó rápidamente con la cabeza, bastante incómoda se había sentido ya como para tener que desnudarse delante de ellos.

La chica giró su cuerpo y le dio la espalda, intentó bajarse la cremallera del vestido pero tuvo que pedirle ayuda al chico con una mirada por encima de su hombro y se acercó un poco a él.
Dallas apartó la melena de la chica dejándosela toda sombre un hombro y bajó la cremallera lentamente a la vez que pasaba un dedo por la piel bronceada que iba dejando al descubierto, la hizo estremecer. Después volvió a su posición inicial con la cabeza inclinada y sin perder detalle cuando la chica dejó caer el vestido a sus pies. Su espalda estaba completamente desnuda y solo llevaba un pequeño tanga de color borgoña y los zapatos de tacón. Un sonido ronco salió de su garganta al ver la lencería resaltando su pequeño y bonito culo. Agarró las caderas de la chica y la giró hacia él, sonrió un poco cuando la chica se sobresaltó, sabía que tenía las manos frías, siempre las tenía así.

Zoe vio como el chico se acuclillaba ante ella y le bajaba la ropa interior lentamente sin dejar de mirarla con una sonrisa muy pero que muy sexy. Dallas centró su atención en su sexo y ella sintió como se hinchaba y humedecía solo por su mirada. Iba a apoyarse en él cuando le sacó las braguitas por los pies para mantener el equilibrio pero se lo pensó mejor y se agarró en el biombo, no quería volver a escucharle decir que no lo tocara.

Dallas cogió un bote y lo abrió, era un gel con brillantitos de plata.

— Ayer no era necesario pero hoy también tenemos que maquillar tu cuerpo. Lo haré yo para que veas como se hace pero presta atención porque el resto de días tendrás que hacerlo tú.

La chica asintió con la cabeza. Fuera no se escuchaba ni el ruido de una mosca, ¿estarían solos o es que todo el mundo guardaba un silencio sepulcral? La puerta cerrada amortiguaba la música de la sala.

Toda su piel se erizó cuando el chico se situó detrás y sintió las manos de Dallas repartir el gel por sus hombros, brazos y espalda. Un olor dulce la inundó, las notas de salida era algo parecido a una tarta recién hecha y frutos rojos, pero luego se convertía en un olor exótico y oriental. Quiso lamerse a sí misma cuando el chico pasó las palmas de sus manos por sus nalgas. Se detuvo en ellas unos segundos más de la cuenta dedicándoles especial atención antes de bajar por sus piernas. Su miembro ya amenazaba con reventar el pantalón cuando la giró y vio los pezones duros de la chica y como cerraba los ojos y se mordía el labio. Era deliciosa, casi irresistiblemente dulce bañada en ese olor que había sido diseñado solo para ella. Quería saborearla, llevaba queriendo hacerlo desde la primera vez que la vio. Continuó por su pecho y no pudo evitar la tentación de cogerle los pezones con los dedos endureciéndose aun más al ver su cuerpo brillar de esa manera. Zoe abrió los ojos y dejó escapar un sensual gemido.