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                                         🗝

— ¿Cómo está papá?

— Todo lo bien que puede estar en su situación.

— ¿Ya despertó?

— Aun no.

— ¿Y tú como estas?

— Estoy bien.

No era verdad, era fácil saber esas cosas cuando hay un vínculo tan fuerte. Ella notaba todo lo que le pasaba a su hermano y él también notaba triste a su hermana. Era una conversación tirante y pesaban más los silencios que las palabras.

— Te llamaré mañana. Vendrán tiempos mejores.

— Zoy... Puedes contarme lo que sea, lo sabes ¿no?

— Un beso peque, te quiero.

La chica colgó la llamada y se quedó mirando los papeles perdida en sus pensamientos. Las lágrimas caían de sus ojos sin darse cuenta siquiera. Aún no había sido capaz de firmar esa crueldad, estaba postergando el momento hasta el último minuto. Estaba escrito bien claro: en cuanto firmara pasaría a ser propiedad del Etéreo y de Dallas. Debería estar un año entero sin ser dueña de su vida, sería como una marioneta en las manos de su amo.
Esta noche tendría que acostarse con un desconocido, tendría que dejar que le pusiera sus sucias manos encima sin sentir asco ni remordimientos. Tendría que erradicar sus sentimientos si quería sobrevivir. Zoe era una chica muy emocional, sentía todo con muchísima intensidad y no estaba segura de poder hacerlo. Le daba miedo ponerse a gritar y llorar cuando llegase el momento.
Aún le dolía haberse marchado de casa de Jungkook como lo hizo, a hurtadillas y mientras él dormía. Habían estado dedicándose besos y caricias hasta que al chico le venció el sueño un par de horas después, se había deshecho con cuidado del brazo que la aprisionaba contra él y había evitado mirarle mientras se vestía. Estaba segura de que el chico a estas alturas pensaría que no había significado nada para ella.

Tal vez sirviera para advertirle de que no merecía la pena, para que no le tomase de improviso cuando pensara que la chica inocente y espontánea era en realidad una prostituta.

Zoe hizo muchas cosas mal, no debió acostarse con él ni debió guardarse el secreto de lo que iba a hacer. Podía habérselo dicho, podía haber sido valiente y atenerse a las consecuencias. Podía haberle dado a elegir.
¿Pero como no ser egoísta en su situación y disfrutar del sexo sin obligación por última vez? Se había dejado llevar, le había sido imposible no hacerlo porque él le gustaba demasiado.
¿La esperará esta tarde en el Starbucks? ¿Se le romperá algo dentro al ver que no llega como le rompe a ella el corazón no poder ir?

                                       🗝

Dallas picó suavemente a la puerta con el dorso de la mano y se encontró con la chica sentada en la cama. Tenía el pelo húmedo y los rayos de sol hacían brillar su piel bronceada. Sus ojos ambarinos se posaron en él sorprendiéndole que después de tantos días aun no lograra acostumbrarse a la calidez que desprendían. Tenía muchos sentimientos encontrados; estaba eufórico porque fuera a ser suya al fin, estaba impaciente por el momento en que esos ojos se apagarían, quería con todas sus fuerzas que esa chica dejara de lado su vitalidad para fundirse en las sombras junto con él. Nunca había deseado nada tanto y la única manera de conseguirlo era rompiéndola primero. Igual de roto que estaba él.

Zoe oprimió más las piernas contra su pecho y posó la barbilla en las rodillas cuando Dallas se sentó en su cama. El chico la miró por lo que le pareció una eternidad, Zoe vio a la luz del sol cada tonalidad grisácea por la que estaban formados sus ojos, vio las motas plateadas y su base gris más oscura, parecían moverse continuamente y le recordó al reflejo de la luna en el agua del mar.

MUÑECOS ROTOS [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora