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Zoe caminaba al lado de los dos chicos por las adornadas calles  navideñas mientras hablaban animadamente de lo que acababa de pasar. En realidad Jungkook hablaba, Dallas sonreía de vez en cuando mientras intentaba caminar recto porque tenía al castaño pegado a su espalda y le rodeaba la cintura.

No sabía como agradecerles lo que habían hecho, las palabras se unían en su cabeza pero cuando intentaba decirlas en voz alta sentía que sonarían ridículas. Era fácil hablar con Jungkook, pero Dallas... La reacción de Dallas siempre sería un misterio. Aún no entendía que era lo que había cambiado en él para plantarse frente a ese hombre y defenderla pero sospechaba que el castaño tenía mucho que ver. No iba a mentir, verles juntos aún se le hacía incómodo, pero se alegraba de ver a Jungkook feliz y también a Jimin.
Les quería, si, les quería a los tres, a Jungkook y Jimin con un sentimiento verdadero, a Dallas con uno enfermizo e intenso.

— Gracias... por todo...—Resumió en un susurro evitando la mirada gris que se había posado en ella.— Debería... debería ir al Etéreo.

— No es nada Zoy, ha sido divertido ¿A que si nene?— dijo empujando a Dallas que miró a uno y a otro y siguió caminando como si tal cosa.

— No.

— No le hagas caso... él también va al Etéreo, puede llevarte— dijo el castaño con despreocupación.

— No, no puedo.

— Puedes y lo harás lobito.

— No juegues maldito imbécil...

Zoe se apresuró a decir que no hacía falta, solo quedaba que empezasen una discusión por su culpa. Además a ella le incomodaba la idea de ir con él a solas. Pero Dallas lo había dicho sonriendo, mirando a su chico con cariño y diversión. Su actitud con Jungkook la descolocaba demasiado, no era ni por asomo la misma persona cruel que había sido con ella.

— Nos veremos allí, yo voy más tarde, quiero hacer algo antes.

— ¿Qué tienes que hacer?

Dallas agarró su brazo posesivo, casi con desesperación. Preocupado.

— Luego te lo cuento pequeño. Debo solucionar algo.

El chico de plata no pudo evitar soltarle tras la mirada brillante y esperanzada de su chico. Sabía que fuese lo que fuese era algo importante, pero no quería separarse de él... su interior gritaba que no lo hiciese. El castaño besó sus labios fugazmente y pellizcó la barbilla de la chica.

— No tardaré.

Dallas se quedó mirando como desaparecía tras la esquina, como antes de hacerlo le miró por última vez con su preciosa sonrisa. Se llevó la mano al corazón sin saber muy bien por qué. Una horrible sensación se instaló en su cuerpo.

— ¿Dallas...? ¿Estás bien?— Incluso Zoe se preocupó al verle.

— Si, claro... solo es que... —se frotó la cara y mordió su labio— Espera un momento ¿de acuerdo?

Dallas no dudó en correr tras él mientras esquivaba a las personas por la transitada calle. Su corazón latía frenéticamente, ¿qué le pasaba?

— ¡Jungkook! ¡Espera!

El castaño se dio la vuelta frunciendo el ceño con confusión pero regalándole de nuevo otra sonrisa.

— ¿Tú corriendo y alzando la voz? ¿debo preocuparme? ¿Es el Apocalipsis?

— Calla idiota...

Dallas se abrazó a él, lo estrechó con fuerza y hundió la nariz en su cuello respirando con alivio.

MUÑECOS ROTOS [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora