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Jungkook redujo un poco la velocidad y siguió conduciendo por una solitaria carretera que no sabía si su destino era un pueblo fantasma. Disfrutó del tacto de su chico que había metido las manos dentro de su ropa y ahora le acariciaba lentamente el abdomen mientras tenía la cabeza sobre su hombro. Sonrió y se detuvo en medio de la carretera reposando un pie en el suelo solo para poder corresponder a sus caricias posando su mano encima de la suya más pequeña trazando círculos con el pulgar. Dallas levantó la cabeza para ver por qué se habían detenido y cruzaron miradas por el espejo, Jungkook recostó su espalda en él dejándose abrazar y frotó su mejilla contra la cara de Dallas que estaba al lado de la suya. El plateado besó muy despacio la piel que tenía a su alcance mientras el castaño miraba el cielo estrellado.

— ¿Quieres ser mi novio?— le susurró el lobo.

No podía creerlo, tantos años, tanto sufrimiento, tanta perseverancia, al fin tenía su recompensa. Su corazón terminó de unir los pedazos rotos y su preciosa sonrisa de conejito no se hizo esperar. Dallas se rió contra su oído por el intenso rubor que ahora le cubría las mejillas.

— Pero... ¿qué clase de novios?— preguntó el castaño girando un poco su carita para mirarle a los ojos con temor.

— ¿Quieres que te cuente una historia?—
Jungkook asintió con la cabeza perdiéndose en los preciosos ojos de su chico que brillaban a la ténue luz del amanecer— Érase una vez un lobo que merodeaba una cabaña, todas las noches miraba a un precioso chico bañarse a la luz de la luna y sentía deseos de proteger su inocencia. Pero el chico reaccionaba miedoso ante él y suplicaba que el amor de su vida le cuidase. El lobo les envidiaba y no era para menos, porque el castaño era un chico precioso.

— ¿Ah si?— dijo Jungkook dándole un suave beso en los labios.

—Si— Dallas se rió un poco sobre sus labios— El lobo se prometió protegerlos aunque fuese en la distancia. Pero entonces el chico rubio, cada vez que sufría, reclamaba que compartiera con él su fuerza y fiereza. Si quieres ser como yo debes dejar de amar, porque el amor es una debilidad, le dijo el lobo cruel.

— ¿Qué hizo entonces el chico rubio?

Intentó mantenerse anclado, pero su locura y su dolor le ganó la batalla. Dejó que el lobo viviese en él para poder seguir estando cerca del castaño, porque de otra manera no hubiera sobrevivido— Dallas suspiró y acarició el suave cabello de su chico— El lobo se enamoró de los dos chicos asique les separó y disfrazó su amor de mezquindad, porque él no podía permitirse amar. Los obligó a mantenerse a su lado condenados a no encontrarse jamás.

— ¿Y qué ocurrió?

— Que el pequeño chico con el paso de los años se hizo fuerte y el lobo débil, aprendieron a quererse— Dallas agarró las manos del castaño y las miró mordiéndose el labio— Con esto quiero decir que yo siempre he estado enamorado de ti aunque no me lo admitiese a mí mismo, siempre quise estar a tu lado, pero no quería que me amaras solo por el recuerdo de Jimin. Quiero mi propia historia de amor, quiero despertarme todos los días a tu lado y merecerte sin tener la duda de que estoy robando algo que no me pertenece. Nunca me creí bueno para ti y no quería obligarte a estar a mi lado pero no podía evitarlo. No soy buena persona y he hecho cosas horribles, debes saberlo, por eso intenté olvidarte con alguien, destrozarla para que fuese igual que yo porque pensaba que era la única forma de conseguir que me quisiera ¿Quién en su sano juicio me querría si no?

— Zoe...

— Si, pero me he dado cuenta de que si no es contigo no quiero estar con nadie más. Siento no irme y dejar que Jimin y tú estéis juntos...— Dallas hizo un mohín— No quiero desaparecer.

MUÑECOS ROTOS [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora