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— Lobito me hizo daño...

Se restregó un ojo con él su puñito mientras alzaba el brazo para ver las pequeñas gotas púrpuras que se empezaban a formar en los arañazos.

— Jimin, mierda Jiminie... yo no debí... — Jungkook negó con la cabeza y golpeó la pared maldiciéndose y haciendo que Jimin se encogiese un poco—Tú no deberías estar aquí.

Jimin miró a su alrededor, inclinando ligeramente la cabeza para mirar la pared del cuadro que tenía en frente. Tragó saliva y volvió a centrar su atención en el castaño que le miraba con dolor y arrepentimiento.

— Q-quería estar contigo...— dijo lastimeramente levantando sus bracitos para que le abrazara— No me gusta que nos enfademos Kookie...

Era verdad. En cuanto Jungkook se había marchado su berrinche se había convertido en una fuerte necesidad de que volviera y suplicarle que le perdonara. Ni siquiera le importaba si tenía razón o no, solo quería estar a su lado. Y no sabía como había sucedido, no que es lo que había ocasionado la grieta en el escudo de su lobito, pero allí estaba por segunda vez en un solo día y por si fuera poco sorprendente, encima en el Etéreo.

— Ya lo sé nene, pero no aquí... cualquier sitio menos este. Se supone que debo protegerte. Soy tan imbécil...

— Quiero estar donde tú estes, incluso si eso me lastima ¿S-sigues enfadado conmigo...?— preguntó recibiendo al fin los protectores brazos de Jungkook rodeando su cintura.

— No puedo enfadarme contigo mucho tiempo...

— ¡Qué mentira Jungkookie! ¡Una vez estuviste sin hablarme tres días!

— Me habías roto mi videojuego favorito a posta, ¿qué esperabas?

— Le habías llamado linda a una niña...

— No pienso seguir hablando de esto o volveremos a enfadarnos de nuevo. Aun me duele ese juego.

— ¡La llamaste linda! ¡Linda!

Jimin chilló agudo cuando algo peludo le dio en la cara y esbozó una gran sonrisa que hizo que sus ojitos desaparecieran. Giró sobre sí mismo una y otra vez intentando agarrar su propia cola y olvidándose por completo de la conversación.

— ¡¡Soy un lobito muy muy malo Jungkookie!!— dijo entre suaves risotadas— ¡Awrrr, Awrrrr!

— Si que lo eres... —se rió inevitablemente—pero detente ya, que te vas a marear.

Jungkook sonrió enternecido y volvió a atraerle hacia su cuerpo. Jimin no tardó en hundir su cabecita en el hueco de su cuello e inspirar hondo.

— Mmmm... rico...

— ¿Qué es tan rico Jiminie?

— Hueles mucho...— dijo moviendo la naricita de forma adorable.

— Es por el olfato del lobo.

— Si... cuando era un conejito no percibía tan bien los olores... lo único extraordinario que hacía era encoger las orejitas cuando me asustaba o me ponía triste...

MUÑECOS ROTOS [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora