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Ahí estaban de nuevo las carcajadas en su cuarto a solas, seguidas de golpes y también de lo que parecían ser jadeos lastimeros. Zoe estaba preocupada y también tenía algo de miedo no lo podía negar. Tal vez si dejara que se acercara lo suficiente podría ayudarle, pero no sabía como hacerlo.
Le mandó un mensaje al móvil preguntándole si estaba bien y si necesitaba algo, pero el chico no contestó asique estuvo pendiente hasta que dejó de oírle. Y cuando eso sucedió se alertó aún más. Había pasado de hacer mucho ruido a nada. ¿Y si le había pasado algo?
Zoe se levantó y salió de la habitación sin pensar mucho en lo que iba a hacer, seguramente se pondría hecho una furia pero necesitaba asegurarse de que se encontraba bien, o al menos no muy mal. Tocó a la puerta y la abrió al no recibir contestación.
Dallas estaba acostado en la cama de lado, tenía las sabanas enrolladas a sus pies y su cara estaba relajada. Zoe se asustó al ver el hilo de sangre que salía de su oído, recordó haberle visto manchado más veces en esa zona. Se fijó en su pecho desnudo, respiraba suave y la chica se tranquilizó un poco. Se volvió a fijar en su cara, era incluso aún más guapo durmiendo, parecía alguien totalmente inocente. Tenía la boca un poco abierta y asomaban sus bonitos dientes. Una lágrima salía de su lagrimal y se deslizaba por encima del arco de su nariz hasta caer en la almohada. A la chica le dieron unas ganas increíbles de acunarle entre sus brazos y cuidarle. Cogió la sábana y cuando le estaba arropando se quedó congelada. Se dio cuenta de algo que no había visto antes, Dallas tenia los pantalones medio bajados y sus nalgas estaban llenas de costras con arañazos antiguos pero también con sangre nueva. Fue hacia el baño caminando de puntillas y mojó una toalla, después le limpió lo mejor que pudo sin rozarle apenas para que no se despertara, bajó sus pantalones aún más y se horrorizó, según se acercaba a la unión las heridas eran mucho peor. Subió sus pantalones con delicadeza para no hacerle daño cuando estuvo todo lo conforme que podía estar con el resultado. ¿Esas horribles heridas se las hacía él mismo? Sentía que le faltaba el aire solo de pensar en qué rondaría por su cabeza para hacer algo así. Volvió a rodear la cama para limpiar su cara y su oído, Dallas la estaba mirando.

Zoe no sabía que hacer, se quedo quieta en el sitio mirándole. No quería irse y dejarle solo pero sentía que estaba invocando a la tragedia aunque Dallas no la mirara de ninguna forma en especial, no daba miedo ni parecía tener intención de moverse. Parecía un niño con su cara pálida y sus labios gruesos y agrietados de gritar.

La chica se acercó con cautela y se acuclilló a su lado, él la seguía solo con la mirada y sin moverse. Dejó que le limpiara y un segundo antes de volver a cerrar los ojos giró su cara para rozar su mano con la nariz como si fuera un lobito desprotegido.

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Dallas entró en la zona de entrenamiento sin saber que su bonita chica estaba dentro, los mechones que se soltaban de su coleta estaban mojados y pegados a su cuello y escote por el sudor.
Zoe le devolvió la sonrisa cuando Dallas entró y la miró un segundo, estaba increíblemente guapo con el pelo totalmente liso hacia la cara y una camiseta sin mangas negra ¿sonaría raro decir que Zoe tenía fijación por sus brazos?
Porque la tenía.

Se puso al lado de la chica y empezó a bailar su misma música, donde ella bailaba contemporáneo él no dudaba en mezclar movimientos sensuales y muy varoniles, agarraba su cinturón y tiraba de el varias veces haciendo que a Zoe se le salieran los ojos de las órbitas y se desconcentrara completamente. En ocasiones sus miradas se cruzaban en el espejo y la chica sonreía y bajaba la mirada avergonzada, en cambio él sonreía y volvía la atención a su propio reflejo lamiéndose los labios. Dallas se hizo con el control de la música que sonaba, le gustaba sacarla de su estilo y ver con satisfacción que la chica lejos de aminalarse lo llevaba todo hacia su terreno sin perder su esencia de ballet, a veces más clásico, otras más sexy y oscuro pero igual de impactante. Bailaron hasta terminar empapados y exhaustos. Había sido el entrenamiento más enriquecedor de toda la vida de la chica. Benditas las vistas.

MUÑECOS ROTOS [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora