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Zoe salió de puntillas y con los zapatos de tacón en la mano, se había quedado largos minutos mirándole a los pies de la cama. Jungkook había estirado los brazos buscando un cuerpo al que agarrarse y se había conformado abrazando la almohada. Tuvo que obligar a su cuerpo a que se moviera y marcharse de allí, se hubiera quedado contemplándole toda una vida.

Miró la hora, apenas eran las cinco y media de la mañana y aún no había amanecido pero lo haría para cuando llegase a casa. Esperaba que eso le diese unas horas de margen para cuando se encontrara con Dallas, aunque últimamente no era raro verle de vez en cuando deambular a plena luz del día. Caminó alrededor de diez minutos hasta el aparcamiento y se paró en seco sintiendo como su corazón dejaba de latir.
Dallas estaba apoyado en su coche con las manos en los bolsillos de su pantalón de traje
y un cigarro posado en los labios. La luna se reflejaba en su cabello y en su americana plateada iluminando la piel pálida que dejaba entrever la camisa con cuello de pico.
Sonrió sin enseñar los dientes cuando vio a la chica e inclinó la cabeza desentumeciendo el cuello sin dejar de mirarla. Pasó deliberadamente la lengua por su labio inferior y entrecerró los ojos.

— ¿Recuerdas lo que te dije ayer?— dijo caminando a su alrededor acorralándola como si fuese su presa— Todas esas cosas que no iba a hacerte por estar muy calmado aunque te las merecieras... ya sabes; torturarte, follarte, matarte... ¿Recuerdas muñeca?

Zoe tragó saliva cuando se detuvo delante de ella mirándola fijamente.

— S-si. Lo recuerdo.

— Pues siento decirte que ahora estoy muy, pero que muy encendido... Y haría cada una de ellas nena, pero si me dan a elegir solo una ¿sabes cual elegiría?

Zoe negó con la cabeza, no sabía si le asustaban más sus palabras o su tono de voz, tan frio como los ojos que se clavaban en ella.

— Vaya... te creía más lista. Ven... acércate... te daré una pista.

— No... Dallas...

El chico agachó un poco la cabeza y elevó una ceja al ver que la chica retrocedía. Le estaba provocando inconscientemente, su miedo le hacía crecerse.

— Si tengo que ser yo el que vaya a tu encuentro te juro que me suplicarás clemencia hasta quedar sin voz.

Zoe se mordió el labio intentando controlar su miedo y se acercó con todos los sentidos en alerta. Quedó a tan solo un par de pasos.

— Más...

Lo hizo.

— ¿Lo haces a propósito?

— No te entiendo...

— Enloquecerme ¿Te gusta cuando pierdo el control?

Dallas se arrimó a ella hasta que sus cuerpos se rozaron, la respiración de la chica era mucho más fuerte de lo normal.

— N-no...

— Quiero que mires a tu alrededor y me digas si hay alguien mirándonos.

Sintió su mano deslizarse tranquilamente por su muslo y abrir la abertura del vestido. Su piel se erizó en cuestión de segundos.

—D-Dallas...

— ¿Qué? ¿No es esto suficiente claro para ti?— dijo apartando su tanga con el dedo y deslizándolo por la raja de su sexo— ¿sabes ya cual es la respuesta correcta?

Zoe había abierto la boca dejando salir el aire, sus mejillas estaban enrojecidas y sus ojos brillaban de excitación. Era una mentirosa, le encantaba que Dallas perdiese el control y como reaccionaba su cuerpo a sus provocaciones.

MUÑECOS ROTOS [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora