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Lleno de soledad, este jardín ha florecido. Lleno de espinas, estoy atrapado en este castillo espinoso ¿Cuál es tu nombre? ¿Tienes lugar a dónde ir? ¿podrías decirme? Vi que estabas escondido en este jardín y yo sé que toda tu calidez es verdadera. Tu mano sostiene una flor azul, quiero sostenerla pero se que no es mi destino. No me sonrías, miénteme, porque no puedo ir hacia ti. No hay un nombre por el cual me puedas llamar. Sabes que no puedo, enséñame, dame, no puedo mostrarte una parte deteriorada de mí mismo, asique usaré una máscara de nuevo y te iré a ver. Pero aún te amo...

Jeon Jungkook se apoyó en el marco de la ventana de la terraza mirando como Jimin cantaba a la noche. Escenificaba con sus bracitos y su preciosa y dulce voz aveces se convertía en tan solo un lastimero murmullo.

Floreciendo en este jardín lleno de soledad hay una flor que me recuerda a ti. Quiero dártela después de quitarme esta tonta máscara, pero yo sé que nunca podría hacer eso, debo esconderme porque soy una persona fea. Estoy asustado, estoy deteriorado, estoy tan asustado, de que me dejes de nuevo otra vez. Vuelvo a ponerme una máscara y voy a verte ¿Qué puedo hacer? En este jardín, en este mundo, florece a una linda flor que se parece a ti. Sabes que eres mi respirar. pero te sigo amando... Quizás en ese entonces me diste un poco de fuerza, ahora tengo el valor de pararme frente a ti ¿Todo sería diferente ahora...? Estoy llorando por esto, todo ha desaparecido, colapsado. Lo único que puedo ver es este castillo de espinas. Es una máscara rota y aún te amo...

—¿Qué haces mi vida?— preguntó envolviéndole con sus brazos desde atrás y apoyando su barbilla en su hombro.

— Canto a lobito para que vuelva... Se que a él le gusta esta canción...

Jungkook se fijó en como sus deditos se agarraban al reposabrazos con fuerza tornándose blancos, sus ojos cristalinos eran iguales que los de un gato melancólico vistos de perfil. El castaño sintió mucha lástima de su pequeño chico. Debía de estar pasándolo realmente mal. Jungkook llevaba apenas un mes conviviendo día a día con Dallas pero Jimin... Jimin llevaba prácticamente toda la vida. Su sentimiento de abandono debía ser una tortura.

— ¿Y él te escucha?

— No lo se... me parece que no. Pero no importa... seguiré cantando...—comenzó a cantar de nuevo rompiendo el alma de Jungkook en pedazos— Lleno de soledad, e-este jardín ha f-florecido... lle-lleno de e-espinas...

Jungkook nunca creyó realmente que Dallas fuese una mala persona, siempre de una forma o de otra, buscaba cualquier excusa para defender su actitud. Su enfermedad, los traumas de su pasado... pero ¿Cómo defender lo indefendible? ¿Cómo hacerlo si quien sufría era la personita más indefensa e inocente del planeta?

Y lo peor de todo era su silencio, de nuevo su desgarrador silencio...

Si Jimin debía estar enfermo para ser feliz, que así fuera.

—Jiminie...

— Déjame s-solito... por favor Kookie...— dijo rompiendo en llanto y restregando sus ojitos.

— ¿Estás seguro pequeño? No me quiero ir y dejarte así...

Me he quedado atrapado... e-en este jardín espinoso... ¿Cu-cuál es tu nombre...?

Jimin merecía que su decisión fuese respetada, aunque su canción sonara a ruego y desgarrara el alma, aunque Jungkook solo deseara acunarle entre sus brazos demostrándole así que él nunca le dejaría. Le hizo caso con el corazón en un puño y le dejó a solas con su súplica.

MUÑECOS ROTOS [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora