MUÑECOS ROTOS [+18]

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Chris entró en la habitación de su hermana sin llamar y la vio sentada en el alféizar de la ventaba rodeando las rodillas con sus brazos. Su mirada estaba perdida en el paisaje ante ella y no volteó a verlo. Reparó en la botella de alcohol empezada sobre la mesita, pero prefirió no decir nada al respecto. Se acercó lentamente y se sentó a su lado. Ella intentó sonreir en un vano intento por demostrar que se encontraba bien.

— Ratón... no sabía que eras tú.

— ¿En qué piensas?

— En papá— sus bonitos ojos dorados brillaban encharcados en lágrimas retenidas— M-mañana traerán su cuerpo para que podamos despedirlo.

Había sido muy duro para ella ocuparse de un tema tan delicado, sobre todo cuando superada por la situación había llamado al Doctor sin saber a quien recurrir esperando que la ayudara con los papeleos. Por supuesto él había vuelto la situación a su favor, pero no importaba. Nada importaba ya...

— Él no querría ser enterrado aquí.

— Aquí está mamá.

— ¿Y qué? ¿No me digas que crees en cuentos de hadas?— dijo su hermano sin pretender ser cruel— Él no la amaba, ni siquiera creía en el amor. No es como si lo fuésemos a enterrar al lado de David Bowie...

— No digas eso.

— ¿Por qué? ¡Es la verdad! Lo he estado pensando ¿sabes? Papá no merece algo corriente porque él no lo era.

— ¿Y qué sugieres que haga?

Chris sonrió. Una triste sonrisa que dejaba traslucir que estaba recordando.

— Que le despidamos como a él le gustaría.

— Eso es una locura.

— ¡Papá estaba loco asúmelo Zoe! ¿De verdad te quedarías conforme dándole un triste y aburrido funeral? Toda su vida ha estado rodeado de risas, mujeres, desfase y vicio. Era su estilo de vida, démosle lo que le gustaba. Hagamos que sonría en su último adiós.
Los dos chicos se miraron fijamente, totalmente compenetrados. No era nuevo para ellos ir con su padre de fiesta. Lentamente esbozaron una sonrisa cómplice.

— Eres igual que él...

— Él decidió como morir Zoe... e-en realidad... papá ni siquiera llegó a enterarse de lo tuyo.

— ¿Cómo dices...?

— La chica que contó en lo que estabas metida habló conmigo, no con él. Y yo pasé de decirle nada. Él ni siquiera estaba en casa... —Un millón de preguntas se agolparon en su cabeza, ¿La chica? ¿qué chica? ¿y si no estaba en casa donde estaba? Chris continuó hablando al ver su desconcierto. — Estaba de colocón. Papá no quería que el cáncer le limitase ni se adueñase de su vida.

— ¿¡Y a ti te parece normal dejarle ir en su estado!? ¿¡Te parece normal hacerme creer que no quería hablar conmigo!?— le recriminó.

— ¿Ves? Por eso no te dije nada. Pues si que me parece bien fijate por donde. Era su elección ¡¡Yo también preferiría morir por excesos antes que por esa mierda de enfermedad!!

— Pero se estaba recuperando Chris...

Zoe sintió como las lágrimas rodaban por su mejilla ¿Es que todo el sacrificio que había hecho no había servido de nada?

— ¡Le prohibían hacer todo lo que a él le gustaba! Se estaba muriendo en vida ¿¡No te das cuenta!?

— Eres tan insensato como él.