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Me lo pensé tantas veces aquellos cinco días que parecía que por mi mente ya habían volado todas las respuestas y preguntas posibles. Intenté dejar bien cerrado el laberito y colocar luces fluorescentes en las salidas de emergencia.
No me llamó, no la llamé, no iba con buen pie.
Empecé pensando que lo mejor sería soltar una verdad a medias "Sí, verás, algo está pasando desde que nos encontramos de nuevo" "Creo que estoy sintiendo algo ahora que nos volvemos a ver...". No. Nada encajaba con lo que necesitaba decir. Sabía qué era lo que debía contar pero como siempre, no sabía cómo explicar la verdad.
Pasé por una floristería y vi un ramo que me gustó, gerberas, todas de un color amarillo que me recordaba a los campos de girasoles que pasábamos el día que comimos fuera de la ciudad.

Llegué de nuevo a aquel hospital y subí las escaleras mientras mi corazón retumbaba en el silencio que caracterizaba a aquel lugar. No sabía si seguía allí y tal vez estaba haciendo el gilipollas por aparecer sin avisar. Y también era probable que alguien estuviese con ella en la habitación y que todo el mundo se preguntase ¿Y ella quién es?
Eran probables mil cosas, pero en ese momento, tenía que resolver un "probable" más importante. Cristina estaría enfadada conmigo.

Toqué la puerta dos veces y volví a permitirme abrirla sin esperar. Las mismas sábanas y los mismos pies danzarines se retorcían

-Pasa Alicia- escuché su voz risueña

Y aunque yo no era esa tal Alicia, aceleré mis zancadas para evitar que mi cuerpo se arrepintiese

Se paralizó en la esquina de la cama y se guardó un suspiro de asombro

-Siento si tal vez llego en mal momento- alcancé a decir

Negó con rotundidad

-Évora...- soltó sin más

Me acerqué un poco más hasta quedar a los pies de su camilla

-Mira, se parecen a los que vimos el día que fuimos a comer, he pensado que tal vez... podrían gustarte... tienes flores siempre y no sé si...-

-Évora- soltó de nuevo

Callé mis palabras y mis lágrimas se agolparon sin pedir paso entre mis párpados

- Lo siento- agaché mi cabeza

No escuché nada en unos segundos que me parecieron una eternidad incómoda y cuando volví a mirarla de sus ojos caían lágrimas que sí tenían permiso para salir.
Sonrió con vergüenza

- Estoy un poco sensible...- se pasó su brazo por la cara intentando librarse de ellas- perdona el drama-

Negué dejando escapar las mías sin resistencia

Nos quedamos paralizadas sin saber qué hacer y cuándo el peso de las flores me trajo de vuelta de sus ojos decidí  cortar aquello

-¿Qué tal si las ponemos en agua?-

Asintió sin decir nada

Me acerqué hasta la mesilla más cercana a la ventana e introduje el ramo dentro de un jarrón vacío con restos de agua.
Noté sus manos por mi torso y cómo me acariciaba con ternura, como si se intentase creer que yo estaba allí de verdad.
La miré desde aquella altura, sus ojos vidriosos volvían a pedirme perdón por algo. Pero más perdón tenían que estar pidiéndole los míos cuando sentí que no controlaba mis impulsos y casi me tiré sobre ella.
Me abrazó con intensidad, se aferró a mi cuerpo y aspiró mi olor y sus lágrimas en un canto secreto. La ayudé a incorporarse porque sus manos me lo pedían y ya ambas a la misma altura, se permitió besar mis mejillas y acariciar mis mechones sin censura.

-Perdóname, lo siento-

-Cristina... No te tengo que perdonar nada, al contrario, me fui y te dejé sola-

Negó con la cabeza

-Debí haberte contado todo, te empujo a mi vida sin explicaciones. Te dejo siempre confusa-

La miré aún con restos de lágrimas

-Cristina... tengo que decirte algo- intenté encontrar el valor que sabía que no tenía

Sonrió con un poco de miedo

-Vámonos-

-¿Cómo?- dije confusa

-Vámonos, vente conmigo unos días a algún sitio-

Reí con nerviosismo

-¿Deliras ahora?-

Negó entre risas pero sus ojos seguían tristes

-Necesito escapar un tiempo, sé que te sonará raro, pero vente conmigo-

Mis ojos se abrieron ante la sorpresa y la expectativa.
Estar con Cristina unos días, solas, porque ella así lo quería. No podía decir nada ahora, no podía aventurarme a romperlo todo.

Cuando fui a responderle el más rotundo "sí" de mi vida, la puerta volvió a sonar.

Nos separamos casi en un acto mecánico y me levanté quedando a su lado.

-Cris, he tardado un poco más porque no tenían aquel té que tanto te gusta en la cafetería y he tenido que...-

Enmudeció al verme y yo me paralicé al verla.
Era ella, la misma mujer que vi en el baño el día que salí corriendo. Ahora entendía el parecido. Era su hermana

-Ha venido una antigua alumna a verme- dijo Cristina con naturalidad intentando romper el hielo

Yo me limité a sonreír y aquella mujer imitó mi gesto

-Vuelvo en un rato entonces- comenzó a darse la vuelta

- No, tranquila- solté con valor- yo me iba ya-

Ella se giró y me miró estudiándome, me había reconocido

Cristina se incorporó un poco más con una gran tensión en su cuerpo y yo me revolví y caminé hasta la salida.

-Hasta luego Cristina, que te mejores-

Ella sonrió mientras buscaba una respuesta a algo en mis ojos

Pasé por al lado de ella, los ojos y la nariz de Cristina en el cuerpo de otra mujer estaban clavados en el ramo de flores que yo había traído y sus cejas bailaban confundidas buscando un secreto entre los pétalos.


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Siento tardar tanto en actualizar, me cuesta mucho sacar un poco de tiempo libre y a veces (cómo ésta  por ejemplo) tengo que subir algo corto porque me da pena dejarla abandonada. Espero que a la persona que esté siguiendo la historia no se le haga muy pesada. Leo todos vuestros comentarios y aunque no responda de verdad que mil gracias. Os tengo gran cariño en la distancia.

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