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Llevó su mano sobre mis muslos todo el viaje. Supongo que era su más sincera intención de pedirme perdón por algo que ni si quiera había hecho.
Cuando comenzamos a acercarnos a su casa, rompió el silencio

-¿Cómo fue?- preguntó con miedo

Negué con la cabeza, ni si quiera me atrevía a contarlo porque eso implicaba añadir la parte en la que me acusaban de romper una familia. Y decirlo, tal vez, era sembrar en su cabeza una duda que puede que nunca hubiese aparecido

-Eso da igual Cristina. Ya ha pasado-

-Évora. Quiero saberlo-

Suspiré. Debía contarlo y tampoco sabía cómo se había enterado y de qué

-Vino al bar con unos hombres y me preguntó qué tenía contigo. Luego me persiguió y acabamos discutiendo- intenté pasar por encima y de puntillas

-¿Y las manos? ¿Cómo te has hecho eso?-

-Bueno... me empujó. Pero supongo que no quería hacerme nada en realidad- mentí- y caí encima de muchas botellas de cristal rotas-

Chasqueó los labios y negó con la cabeza mientras apretaba con fuerza el volante. Sus nudillos perdieron todo el color y se tornaron de un blanco pálido y parecía que todo ese color que se había ido, ahora estaba en sus mejillas

-¿Qué te dijo?- insistió

Me encogí de hombros nerviosa

-¿Qué te dijo Évora?-

-Que me alejara de ti porque me estaba cargando una familia y que era una puta-

Dio un golpe al volante furiosa y me asusté. Ya no le vi pena, le vi ira

-¡Cómo tiene los santos cojones de decirte eso!- gritó- Él. El que no tenía familia hasta hace unos meses- no apartó sus ojos de la carretera mientras gritaba

-Cristina yo... yo no quiero suponer un problema-

Se tensó con fuerza en el asiento y me miró

-¡¿Te has creído las mierdas que te ha soltado?!-

Sí. Realmente estaba furiosa. Nunca jamás, ni si quiera en clase, la había visto así.
Decidí que lo más sensato era callarme y esperar a que se le pasase.
Sólo yo pensé que esperar a que las cosas se relajasen era lo mejor, y supe que era sólo yo, porque al girar la esquina que daba a su casa, él estaba apoyado en otro coche frente a la puerta.

-Hijo de puta- soltó cuando lo vio y aparcó a toda velocidad en la acera

-¡Cristina, espera!- corrí tras ella al ver que salía corriendo del coche hacia él

-¡No puedes ser más desgraciado!- Le gritó cuando lo tuvo enfrente y le golpeó la cara

Él recibió el golpe y no se movió. La miró con furia y luego reparó en mí

-¿Tienes la vergüenza de traerla encima a mi casa?- soltó intentando mantener la calma

Cristina se giró a mirarme al recordarle él que yo estaba allí. Me acerqué a ella con prisas y me puse a su lado

-No quiero verte jamás. Esto se ha acabado para siempre-

Él rio medio dolido y medio divertido

-Se ha acabado para ti. Para mí no. Ya estábamos sentenciados aunque no lo quisieras-

-¡Se ha acabado sólo para ti!- apunté dolida al escuchar eso

Él me miró divertido y alzó sus cejas mientras abría sus labios con sorpresa

OficuoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora