Lo primero que noté fueron mis pies entre las sábanas. Los pájaros cantaban fuera y una leve brisa entraba por aquel balcón de rejas antiguo. Estiré las piernas disfrutando del tacto frío de la tela no tocada. Era uno de los mayores placeres que sentía por la mañana.
Me desperecé y vi mi maleta ordenada al lado de la mesa. Sonreí solo de recordar con qué ilusión la había hecho, y repasé mentalmente si tal vez me olvidaba de algo.
Miré el reloj, era temprano, muy temprano. La alarma aún no había sonado y supe que eran mis nervios los que me habían despertado. Un mensaje de Cristina me hizo saber que ella también estaba despierta."Como te duermas te quedas en tierra"
Una amenaza por la mañana y una sonrisa tonta desde por la noche. Sí. Era su más sincera forma de decirme "estoy ilusionada por verte. No tardes"
Y sí, claro que no me importaba que lo expresase así.Hice café, el olor inundó la casa, por un momento sentí náuseas. Me senté en el balcón de mi cuarto mientras observaba la mañana. La gente iba con prisas, los coches desaparecían de la acerca y se ponían en marcha rumbo a algún lado. Ya no me preguntaba a dónde iba la gente. Ahora ya sabía dónde quería ir yo.
Me encendí un cigarro y disfruté de aquel café alargando el momento a pequeños sorbos. Mi puerta sonó y mi madre abrió sin esperar si quiera una respuesta-Te he dicho mil veces que no fumes en la habitación-
-Técnicamente es la terraza- dije entre risas
Sonrió y reparó en mi maleta
-¿Lo llevas todo?-
Asentí
-¿A qué hora pasan tus amigos por ti?-
-En una hora debería estar ya bajando-
Meditó mis palabras
-¿Me das el número de alguno por si no logro contactar contigo?-
Comencé a ponerme nerviosa
-Mamá...- La miré intentando fingir indiferencia- ¿Cuándo no te he cogido el teléfono?-
Masticó mis palabras sabiendo que llevaba razón
-Bueno, espero que ésta vez no sea la primera-
Negué risueña
-¿Necesitas que te ayude con algo?-
-Creo que lo llevo todo, echaré un vistazo aún así-
Asintió, besó mi nuca y desapareció llevándose la taza medio vacía consigo.
Di una última calada y miré el móvil. Era el momento de contestarle a Cristina"Tranquila, ya estoy viva"
El móvil vibró casi al instante y solté una leve carcajada al aparato
"Me queda poco para terminar. ¿Qué tal si salimos antes? Podemos parar a desayunar"
Sonreí ilusionada. Estaba ansiosa, no sabía si tal vez por el viaje, lo que implicaba o lo que tenía que dejar aquí sin poder ocuparse
"Aquí te espero"
Una llamada al móvil me hizo soltar el bolso en la mesa
-¿Estás lista?- sonó al otro lado
-Más que lista- dije bajando la voz por si mi madre escuchaba
-Bien. Estoy ya aquí, a dos calles. Dónde la última vez-
"La última vez" sonó en mi mente. Y sí, fue la última pero también la primera.
Miré mis manos, completamente curadas, sólo unas leves marcas más claras que el color de mis palmas me indicaban que aquello había sido real. Agarré el bolso y una maleta demasiado llena.
Me despedí de mis padres y mi hermana, que decidieron retenerme entre abrazos y besos y amenazas para que contestase al teléfono.
Bajé con prisas y contenta. Allí estaba. Llevaba un vestido de hilo de un color oscuro que bailaba entre sus piernas con la brisa de la mañana. El pelo desenfadado. Los labios pintados y las gafas de sol de siempre.

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Oficuo
RomanceYa nada ansío Nada mi cabeza logra ya levantar nuevo y hermoso cuando quiero vivir pienso en la muerte y cuando quiero ver... cierro los ojos M.M.