Un fuerte olor a café me despertó el estómago. Los rayos de sol se abrían paso a patadas por la madera de las ventanas. Revolví mis pies entre las sábanas y por un momento me costó ubicarme, ubicarme a mí o nuevamente, ubicarla a ella.
El otro lado de la cama estaba vacío y el único testigo de que Cristina había dormido allí era su pijama desparramado por la cama.
Se había desnudado, había estado desnuda allí mismo, frente a mí. Maldije al azar por no despertarme "fortuitamente" en ese momento.
Salí de allí a paso lento, cansada. Me dolía la cabeza del atracón de vino de la noche anterior y parece que sus pensamientos se anticiparon a los míos cuando al verme se acercó a ofrecerme una pastilla-¿Supongo que la necesitas, no?-
Sonreí agarrándola. Llevaba razón
-Yo también la he necesitado. Estoy mayor ya- se llevó una mano a su frente, como si se estuviese excusando
-Tonterías, las viejas no son capaces de beber tanto- bromeé
Me dio un codazo y luego me miró con seriedad
-¿Un café?- asentí - Y tostadas te he oído decir también ¿verdad?-
Solté una carcajada
-No... sólo el café-
-Café y tostadas- giró hacia la cocina ignorándome
Me robó una sonrisa y fui tras ella a ayudarla. Acabamos sentadas en el patio de fuera y como siempre, al primer bocado mi apetito se abrió
-¿Qué te apetece hacer hoy?-
Me encogí de hombros
-¿Hay algo que ver aquí?-
-Según los folletos aquí hay un río y un pueblo con una playa artificial-
-¿Una playa artificial?-
Asintió
-Campo y playa a la misma vez... ¿y en serio me preguntas qué es lo que me apetece?-
Soltó una sonora carcajada
-Es hora de vestirnos entonces- dijo agarrando su plato y el mío y puso rumbo hacia dentro
El coche vibraba, menos que el mío en condiciones normales pero vibraba. Las carreteras estaban terriblemente descuidadas y yo cambiaba de disco a cada segundo sin encontrar la canción exacta para un momento cualquiera. Aunque con Cristina nunca era un momento cualquiera
-¿Podrías dejar alguna canción?- dijo divertida
Entonces me di cuenta de cómo me comportaba en el coche de Cristina. Mi postura ya no era estática, mis piernas se movían curiosas y mis manos planeaban por todos los huecos posibles. Ya no sentía miedo, ya no me daba vergüenza. Estaba completamente cómoda siendo yo en esencia pero a su lado, y parecía que el cuerpo de Cristina simplemente se dedicaba a ponerse en sintonía con el mío. Yo estaba rígida y ella también, yo me relajaba y ella también.
Me decanté por una canción cualquiera-¿Logical song?-
La miré sonriente, esperando que le gustase
-¿Supertramp? ¿En serio?-
-¿No te gusta? Es alegre-
La vi sonreír mientras ladeaba su cabeza resignada
-Menuda profesora de inglés mala has tenido...- soltó a broma
-Realmente tú eras la de lengua-
-Pero hice tareas de la de inglés-
-¿Tan mal lo llevo?- dije entre risas

ESTÁS LEYENDO
Oficuo
RomanceYa nada ansío Nada mi cabeza logra ya levantar nuevo y hermoso cuando quiero vivir pienso en la muerte y cuando quiero ver... cierro los ojos M.M.