52

4K 241 105
                                    

Un fuerte olor a café me despertó el estómago. Los rayos de sol se abrían paso a patadas por la madera de las ventanas. Revolví mis pies entre las sábanas y por un momento me costó ubicarme, ubicarme a mí o nuevamente, ubicarla a ella.
El otro lado de la cama estaba vacío y el único testigo de que Cristina había dormido allí era su pijama desparramado por la cama.
Se había desnudado, había estado desnuda allí mismo, frente a mí. Maldije al azar por no despertarme "fortuitamente" en ese momento.
Salí de allí a paso lento, cansada. Me dolía la cabeza del atracón de vino de la noche anterior y parece que sus pensamientos se anticiparon a los míos cuando al verme se acercó a ofrecerme una pastilla

-¿Supongo que la necesitas, no?-

Sonreí agarrándola. Llevaba razón

-Yo también la he necesitado. Estoy mayor ya- se llevó una mano a su frente, como si se estuviese excusando

-Tonterías, las viejas no son capaces de beber tanto- bromeé

Me dio un codazo y luego me miró con seriedad

-¿Un café?- asentí - Y tostadas te he oído decir también ¿verdad?-

Solté una carcajada

-No... sólo el café-

-Café y tostadas- giró hacia la cocina ignorándome

Me robó una sonrisa y fui tras ella a ayudarla. Acabamos sentadas en el patio de fuera y como siempre, al primer bocado mi apetito se abrió

-¿Qué te apetece hacer hoy?-

Me encogí de hombros

-¿Hay algo que ver aquí?-

-Según los folletos aquí hay un río y un pueblo con una playa artificial-

-¿Una playa artificial?-

Asintió

-Campo y playa a la misma vez... ¿y en serio me preguntas qué es lo que me apetece?-

Soltó una sonora carcajada

-Es hora de vestirnos entonces- dijo agarrando su plato y el mío y puso rumbo hacia dentro

El coche vibraba, menos que el mío en condiciones normales pero vibraba. Las carreteras estaban terriblemente descuidadas y yo cambiaba de disco a cada segundo sin encontrar la canción exacta para un momento cualquiera. Aunque con Cristina nunca era un momento cualquiera

-¿Podrías dejar alguna canción?- dijo divertida

Entonces me di cuenta de cómo me comportaba en el coche de Cristina. Mi postura ya no era estática, mis piernas se movían curiosas y mis manos planeaban por todos los huecos posibles. Ya no sentía miedo, ya no me daba vergüenza. Estaba completamente cómoda siendo yo en esencia pero a su lado, y parecía que el cuerpo de Cristina simplemente se dedicaba a ponerse en sintonía con el mío. Yo estaba rígida y ella también, yo me relajaba y ella también.
Me decanté por una canción cualquiera

-¿Logical song?-

La miré sonriente, esperando que le gustase

-¿Supertramp? ¿En serio?-

-¿No te gusta? Es alegre-

La vi sonreír mientras ladeaba su cabeza resignada

-Menuda profesora de inglés mala has tenido...- soltó a broma

-Realmente tú eras la de lengua-

-Pero hice tareas de la de inglés-

-¿Tan mal lo llevo?- dije entre risas

OficuoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora