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Me levanté a mitad de la noche y la vi a mi lado. Estaba encogida en sí misma y tenía todo su cuerpo apuntándome mientras medio sonreía entre la oscuridad.
Llevaba aquel pijama y estaba revuelto por su cuerpo, un botón se había soltado con gracia y el principio de sus dos precipicios se asomaba dejándose ver. Me ruboricé de nuevo, ahí estaba su carne llamándome y esta vez era un secreto sólo mío y de su cuerpo. Me revolví un poco y no quité la vista. Poco a poco los nervios daban paso a las ganas pero dos cadenas invisibles tachadas de la palabra amor me amarraban de pies y manos.
Miré su rostro, tranquilo, serena en un universo ajeno dónde tal vez todo salía como ella quería.
Vi cómo sus párpados bailaban nerviosos hasta que abrió sus ojos levemente. Ahí estaba yo para recibirla.

-¿Una pesadilla?-

Asintió somñolienta

Se acurrucó junto a mí y pasé una mano por su pelo

-¿Sigues con aquella chica?- preguntó curiosa

Abrí mis ojos en la oscuridad sorprendida

-Nunca he estado con ella- respondí sin más

-Évora, eres tan atractiva y misteriosa que sería muy difícil decirte que no a cualquier cosa-

Mordí uno de mis labios con fuerza intentando que no escuchase a mi corazón acelerado entre el silencio. Agradecí la oscuridad, así no podía ver mi cara

-No es así Cristina-

Asintió sin haberme escuchado

-Hay tantas cosas que no son así...- soltó triste

Acaricié su rostro y agarró mi mano con fuerza, luego la besó con ternura mientras me miraba en la oscuridad. Entrelazó sus piernas con las mías y se pegó aún más

-¿Cómo son las relaciones ahora?-

-Supongo que como lo eran antes- dije sin saber realmente qué preguntaba

-No creo. Antes era todo muy distinto-

-Tampoco eres tan mayor Cristina-

-Lo suficiente para verlo con los chicos de clase-

-¡Eso no son relaciones!- dije entre risas

Hizo una pausa y luego habló

-Yo me acuerdo cuando saliste con Jesús a escondidas-

Me sobresalté

-¿Cómo lo sabes?-

Rió como una niña descubierta

-Conozco tus ojos cuando miran distintos-

Sonreí mientras medio bufaba

-Salió realmente mal-

-¿Cómo querías que saliera? Tenías quince años-

-Con quince años no sabía que tenía quince años-

Rió

-¿Y ahora sabes la edad que tienes?-

-Si te soy sincera, sigo pensando que tengo quince años. No ha cambiado nada-

Medio sonrió

-Tú no te has dado cuenta. Yo sí-

-¿Darte cuenta de qué?-

-Eres una mujer totalmente. Antes sólo eras un proyecto. Ya estás completa. No te falta ni te sobra nada-

Sonreí interiormente. Sí me faltaba algo, ella.

OficuoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora