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Origen y creación
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Nacidos a partir de cualquier hada corrupta, pero principalmente conocidos por ser la degradación de un sidhe del clan avalariano, ya que están más expuestos a contaminación al vivir en el plano terrenal y no en el reino del cual son originarios (Tuatha de Danaan), son el resultado de la corrupción del alma de un hada al pudrirse por efecto del miasma, lo que se puede producir por tres causas: la ingesta o infección de enormes cantidades de miasma ambiental sin recibir la atención de un sanador espiritual, la corrupción del alma por sentimientos negativos, como el odio y la tristeza; y/o la ruptura del alma del hada al perder su pareja Wee. Por tanto, no son una especie en sí, sino un estado degradado del hada.
Una vez que nace el nécromon, pierden casi por completo su capacidad de raciocinio conservando el instinto primario de reproducción, el cual se traduce en la necesidad de infectar con miasma a otros seres sin distinción de especie. Son reconocidos por su agilidad y fuerza descomunal, ojos completamente negros y piel gris surcada por venas negras, en cuanto a apariencia física, en un estado inicial pueden mantener una forma degradada de su yo original, pero más avanzada la corrupción, pueden adoptar formas monstruosas, en su mayoría mostrando mutaciones humanoides con rasgos animales.
El clan avalariano tiene una política de escuderos y Tarjetas Negras para poder contener estos casos, con el primero el escudero tienen la obligación moral de acabar con la vida del señor con él cual han realizado un Contrato de Lealtad de Vasallaje, impidiendo de esta manera que el hada se convierta en dicha criatura, de no existir escudero, el hada envía una Tarjeta Negra con su símbolo representativo y ubicación a quien desea que lo asesine, en específico a los apodados Dioses de la Muerte. Acción idéntica que por siglos mantuvieron los nians.
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Códex Mitológico [EN EDICIÓN]
FantasíaNuestros antepasados se sintieron insatisfechos ante la pobreza de acontecimientos que su vida cotidiana les deparaba. Además al ignorar el verdadero alcance de ciertos fenómenos naturales, como el rayo y el trueno que se desataban tras una tormenta...