Nuestros antepasados se sintieron insatisfechos ante la pobreza de acontecimientos que su vida cotidiana les deparaba. Además al ignorar el verdadero alcance de ciertos fenómenos naturales, como el rayo y el trueno que se desataban tras una tormenta...
Los retoños oscuros, según antiguos mitos recogidos del mundo antes de este, el Eldarya perdido en el tiempo, son los cien mil vástagos a los que se refiere el famoso salmo de Shub-Niggurath, diosa de la cual son hijos.
Solomón Kane, escribió respecto a ellos lo siguiente:
"En mitad de la carretera había algo negro, algo que no era un árbol. Algo grande, y negro, y viscoso, allí en cuclillas sin más, esperando con sus brazos viscosos retorciéndose y alargándose (...) Aquello subió arrastrándose y fluyendo sobre sus pezuñas y sus bocas y sus brazos serpentinos."
Los retoños oscuros son unas masas tentaculosas dotadas de varias bocas y que caminan sobre tres patas acabadas en pezuñas. Miden de 3'60 a 6 metros de altura y, vistos de lejos, pueden ser confundidos con árboles, por otro lado, también se plantea que poseen la habilidad de metamorfosearse.
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Ilustración de un Retoño - Academia de Solomón
En cuanto a su olor, se dice que recuerda al de un tumba abierta.
Los retoños oscuros aparecen en representación de su madre si esta es conjurada pero no puede presentarse por algún motivo. En ese caso, el retoño oscuro que llegue se limitará a recibir los sacrificios y la veneración en nombre de Shub-Niggurath y después se irá. Encontrarse con un retoño oscuro puede ser peligroso, pues fuera de los rituales tienden a tener un comportamiento hostil. Suelen rondar las zonas dedicadas al culto de su madre, así que si no se es un devoto de Shub-Niggurath es preferible mantenerse alejado de tales parajes. Sin embargo, encontrarse con ellos es muy poco usual.
Los devotos de Shub-Niggurath pueden invocar a los retoños para que les ayuden en algo, ya sea para matar a alguien que represente una amenaza para el culto, para asistirlos en la realización de las ceremonias de adoración o incluso para que les sirva de asistente personal por un tiempo. Para ello, el sectario debe ofrecer un sacrificio de sangre en un altar de piedra situado en el interior de un bosque y consagrado a Shub-Niggurath. En el Necronomicón, el Libro de Eibon y el Unaussprechlichen Kulten aparecen recogidas detalladamente las fórmulas que se emplean en este rito de invocación, que debe hacerse necesariamente durante una noche de luna nueva.