CAPITULO II "ESPADA Y PARED"

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 ¿Cuántas veces tendremos qué pasar por lo mismo? ¿Es siquiera remotamente posible que dejen de atentar contra la vida de Gamaliel? ¡Hay más personas en el mundo, carajo!

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 ¿Cuántas veces tendremos qué pasar por lo mismo? ¿Es siquiera remotamente posible que dejen de atentar contra la vida de Gamaliel? ¡Hay más personas en el mundo, carajo!

Mejor, alego después, cuando no esté a punto de irme de culo con el maldito piso.

— ¿Gam? — estaba despierto, eso es un alivio.

Me miró y sonrió, después frunció los labios señalándose la traqueo. Estiró la mano esperando que me acercara.

— ¿Diablos, qué te pasó? — le pregunté, me fijé en sus heridas y su cuello, no soy experta del todo, pero el procedimiento es obvio —. ¿Qué ocurrió contigo? Demonios, debiste avisarme que vendrías hasta acá con tu complejo de Thor.

— No pensaba terminar así. — susurró apenas audible, hizo un gesto, creo que aún le duele.

— Tu voz suena más que rasposa, mejor ni intentes hablar.

— Duele y pica. — que inquieto es, intentó tirar del collarín.

Sujeté su mano — Basta, puedes hacerte daño si sigues con esas.

Me tomó de la mano y la sujetó con fuerza. — Viniste.

— ¿Esperabas que me quedara en casa cuando bien podía venir a verte?

— Mauro hizo esto. — se señaló el cuello. — Lo demás Gideon.

— ¿Qué? — pregunté sin ser capaz de entender —. ¿Cómo que Gideon hizo esto?

— No era él, jamás hubiera hecho algo así. — hizo otra mueca.

— Creo que a ese "jamás" le valió un cuarto de mierda — me miró de forma sorprendida —. Perdón, es que me cuesta creer que él te hubiera hecho esto.

— No fue a propósito, soy su razón de ser. — sonrió. — Me duele su amor.

— No soy experta en el campo, pero eso, no tiene un gramo de amor.

— No era él, además Mauro me salvó. — hizo otra mueca. — Ah la puta madre que lo parió, duele.

— Deja de moverte — apenas si le golpeé la mano para que se estuviera quieto.

— Esto no estaba en el plan, me duele demasiado.

— Te amarraré la mano en serio si no te estás quieto — su hermano entró a la habitación, se quedó quieto en la silla de ruedas —. ¿Y tú asunto es...? — pregunté de forma cortante.

— Vos no me molestes, suficiente tengo con él que se burla de mí.

— Hola.

— Vos no deberías hablar, nene.

— Tú ni siquiera deberías estar en el mismo lugar que él.

Control, Elizabeth, trata de controlarte si no quieres ahogarte.

♛ 𝘌𝘯𝘦𝘮𝘪𝘨𝘰𝘴 𝘐𝘯𝘵𝘪𝘮𝘰𝘴 ♛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora