La Bratva ha decidido abandonar "La asociación" comandada por Eiden Palacios, con ello, consolidan una vez más su enemistad.
Madaby Palacios no es ninguna paloma blanca, a pesar de los esfuerzos vanos de su hermano mayor, se verá atraída por los be...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
UNA SEMANA DESPUÉS.
No comprendo, no comprendo qué es lo que los Briar están jugando, por más que miro las pistas, no me llevan a nada. Hacía números, cálculos en la mente ¿Por qué se está moviendo hacia el sur? Me llevé la mano a la barbilla, esto no es divertido.
— ¿A qué estás jugando Albert? — dije mientras ponía ambas manos sobre el escritorio sin dejar de ver el mapa proyectado con la información recabada por Gideon, miré mi reloj, en quince minutos tengo que llamar a Roma para saber si ya tomó las vitaminas. Estaba sumergido cuando una fémina me distrajo, elevé una ceja, Eli sigue aquí. — Hola ¿Por qué te niegas a tomar somníferos?
— Ya tengo un doctor, gracias — me dijo sin mayor ánimo.
— Lo sé, solo que realmente no quisiera que enfermaras. — dije sin mirarla.
— No puedo empeorar más de lo que ya estoy — se acercó al escritorio —. ¿Qué es todo esto?
— Trato de averiguar por qué los nexos de Briar y compañía se mueven al sur, no tiene sentido, son aliados, no necesitan invadir ahí, los chinos tienen amistad con los de esa zona, y lo más extraño es que se mueven lento, están tramando algo, pero no alcanzo a descifrar qué es.
— Comienzo a creer que ustedes dos no duermen ¿Es de familia? — dijo Gideon ofreciéndome una taza de té, le ofreció otra a Eli. — Vos te ves fatal rubia.
— ¿En serio nadie puede distinguir los colores? Soy rubia castaña y sí hay diferencia.
— Soy hombre, para mí solo existe el rubio y el que no es rubio, es oscuro, punto. — cruzó los brazos. — ¿Aún nada? — negué.
— Ese hijo de puta, Gideon.
— Hablé con... mi hermano, mandó saludos, parece estar bien, me dijo que hacía demasiado calor y que tenía los ojos de porro por la arena.
— ¿Sabes que tienes contactos por herencia en esa zona? — señaló el mapa —. Creo que tu padre los conoció una vez. No cooperan fácilmente, pero conocen del pacta sunt servanda.
— No confío en ellos. — miré el mapa con atención. — ¿Gamaliel dijo arena y calor?
— Si, dijo que estaba a más de cuarenta de seguro ¿Por qué?
Exhalé lento. — ¿En dónde está Keled ahora?
— Masshad, en Irán, los Araujo están en España, con algunos asiáticos y los rusos de algún modo, están en la frontera con Turquía y Ucrania.
— ¿Alguno de ustedes me puede decir por qué el ejército se tomaría tantas molestias en hacer volver a Gamaliel?
— Eiden, no me digas esas cosas. — me dijo Gideon.
— Mierda ¡Rápido, necesito que escudriñemos esa misión! ¡Quiero saber en dónde está!
— El ejército no, una perra desalmada, se acostaría con Hades por una venganza.