CAPÍTULO XXXVII "LA HUIDA"

254 34 35
                                    

Desperté mientras soñaba que mi ex me miraba ahogarme mientras sonreía, eso fue sádico, pero me permitió despertar y bien

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Desperté mientras soñaba que mi ex me miraba ahogarme mientras sonreía, eso fue sádico, pero me permitió despertar y bien.

— Jian, tenemos que irnos ya. – ambos nos levantamos, me dolía la cabeza, pero sin duda, me siento mucho mejor de lo que merezco, esperé a que Jian se duchara y después entré yo y nos vestimos.

— Conseguí dos armas anoche y algunos cargadores.

— Nos harán falta si se dieron cuenta que vinimos por algo y no especialmente por una línea de coca colombiana.

— Vamos, usa el auricular, por si nos separamos.

— De acuerdo.

— Ten cuidado, Aarón.

— Tú también, Jian. – salimos de la habitación con nuestro equipaje en mano, eran dos maletas pequeñas, repletas de cargadores.

— ¿Se irán?

— Si, amigo, mi hermano se comprometió anoche de manera formal, hay que organizar una boda, me ha pedido que vaya a casa para comenzar con los preparativos.

— Me da mucho gusto por Esteban y Diana, me hubiera encantado verlos para desearles mucha prosperidad.

— Se lo haré saber por vos, nos vemos querido amigo.

— Mi chofer los llevará al aeropuerto.

— Vos no te molestes, han venido por nosotros.

— Bien, buen viaje, me dio gusto verte Aarón.

— Igualmente, Calixto. – abordamos el auto, nuestro contacto en Venezuela se había tomado la molestia de enviarnos transporte.

— Vámonos, todo en orden. – abordamos el coche y el chofer condujo con destino al aeropuerto.

— ¿Crees que no se haya dado cuenta, Aarón?

— Espero que, si se da cuenta, sea demasiado tarde. – pasaron cerca de diez minutos de camino y todo seguía en orden, la cabeza me dolía.

— ¿Estás bien?

— No nací para drogarme con cocaína.

— De hecho, no naciste para drogarte con nada, Aarón, me da gusto saber que dejaste todo eso.

— Lo dices vos como si hubiera sido un drogadicto sin remedio.

— Fueron tres meses arduos peleando, peleaste bien.

— Gracias a ti, no lo hubiera logrado tan fácil. – intercambiábamos cariño cuando una bala atravesó al chofer, perdiendo el control del auto y, en consecuencia, terminamos estrellados en un árbol mientras nos seguían disparando, soy un hombre de planes instantáneos como se pudieron dar cuenta anoche, esta vez, no sería diferente. La cabeza me sangraba de un costado, pude sentir la sangre escurrir sobre mejilla.

♛ 𝘌𝘯𝘦𝘮𝘪𝘨𝘰𝘴 𝘐𝘯𝘵𝘪𝘮𝘰𝘴 ♛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora