CAPITULO XCIII "GABRIEL"

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Mi suegro me ofreció un té y se sentó a un lado de mí

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Mi suegro me ofreció un té y se sentó a un lado de mí.

— ¿Mauro te ha pegado antes?

— ¡No! – me aclaré la garganta. – No, él jamás me ha golpeado.

— ¿Te había gritado antes?

— Bueno, sí, ha tenido días difíciles, está diferente, desde que formalizamos nuestra relación, a decir verdad, está frío, distante, es extraño, Mauro no era así.

— Dios, fui un fracaso educando a ese niño.

— Claro que no, es un buen hombre, está pasando un mal momento.

— Mira, Madaí, eres muy joven para saber que lo que termina en muerte generalmente comienza con gritos.

— Mauro no me haría daño.

— ¿Estás segura? Es mi hijo y como lo vi, dudo de él, sé que está pasando algo, quiero ayudarlo, solo que ya se me salió de las manos, estoy frustrado ¿Comprendes?

— Yo también lo estoy.

— Solo quiero que el bebé esté seguro, Mauro, Dios, si Mauro es como todos los Mauros de esta familia o todos los Gabrieles, ten por seguro que podría hacer mucho, mucho daño.

— Oye tío. – Eiden, el abogado de las causas perdidas, lo siento, esta vez estoy de guardia baja. – Entiendo que se pasó, que anda histérico, personalmente, lo he notado bastante violento, distraído, chocó mi coche hace tres semanas, lo vi chocar con la pared tres veces esta semana, no duerme, no come, perdió peso, creo que no es necesario ser un genio con una IQ de arriba de ciento ochenta para darnos cuenta que algo serio está pasando con él, creo que quitarle su ancla, no es bueno.

— Un hombre que hace de una mujer su ancla no le hace daño.

— ¿Me lo dices a mí que tuve arranques de ira frente a Roma? Por favor, tío, tu romanticismo es al estilo Shakespeare, el nuestro es un poco más a lo Jane Austen.

— ¿Qué es lo que pretendes hacer jugando a las palabras de niño listo, Eiden?

— No creo que sea buena idea que alejes a Madaí de Mauro, sí, Mauro se pasó de idiota, lo reconozco, pero ese Mauro, no es nuestro Mauro, no es su Mauro, no es el Mauro de Madaí, no es mi amigo Mauro, algo está pasando con él y creo que nuestra responsabilidad es saber qué mierdas le pasa.

— Eiden ¿Qué haces?

— Ejerciendo mi derecho de audiencia, Mauro no se ha defendido sobre el particular, no me hagas sacar todo mi poderío contigo, tío, no quiero hacerlo, sé que tú no quieres que lo haga, solo deja que arreglen sus problemas como pareja.

— ¿Y que en una de esas pierda la cabeza y lastime a Madaí y al bebé?

— Tío, Mauro no es un esquizofrénico, ya hablamos de este tema en el pasado, no tiene eso, yo sé que te preocupa por lo que padeció tu abuela, pero Mauro, no tiene eso, lo que tiene Mauro es otra cosa, conozco a Mauro de toda la vida, está tocando fondo solo necesitamos saber por qué.

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