La Bratva ha decidido abandonar "La asociación" comandada por Eiden Palacios, con ello, consolidan una vez más su enemistad.
Madaby Palacios no es ninguna paloma blanca, a pesar de los esfuerzos vanos de su hermano mayor, se verá atraída por los be...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Suspiré mientras mantenía mi cabeza apoyada en la pared, con las manos en los bolsillos, era un día nublado aquí en Miami, hace tiempo que el sol ya no me calienta igual, así que, a veces pienso, que el clima solo se aclimata a mí ya que yo no me aclimato a él, en esos momentos de profunda nostalgia, pensé en Leia, suspiré, miré mi teléfono, en la pantalla, el número de Leia, creo que debería llamarla. Pensé unos segundos ¿Qué podría decirle? Que he sido un idiota y que pretendo arreglar las cosas antes de que sea tarde, finalmente, la llamé.
— ¿Si? – tragué saliva.
— ¿Leia?
— ¿Joaquín? Este no es tú número.
— Es nuevo, llamaba para decirte que este es el que tendré de ahora en adelante ¿Estás bien?
— Sí, estoy bien ¿Tú?
— Bien, ha sido una locura ¿Irás a la fiesta de Miguel?
— No podría perdérmela por nada del mundo, no me lo perdonaría nunca ¿Vendrás?
— Si, sabes que sí, es necesario hacerlo, lo prometimos al final de cuentas.
— Leia ¿Quieres postre? Hoy está el especial que tanto te gusta. – el corazón se me detuvo por unos segundos al escuchar su voz, los ojos se me inundaron sin que pudiera evitarlo, quería pensar que no era así y que la mente me jugaba sucio, pero sería demasiado.
— Si, está bien.
— Vuelvo. – me quedé congelado sin saber qué decirle.
— ¿Joaquín?
— ¿Estás con él?
— Joaquín, no por favor.
— Te llamaba para decirte también que te extraño, que me siento vacío, de algún modo, pensé que te sentías igual, pero creo que no es el caso ¿Verdad?
— Joaquín, por favor.
— ¿Por qué nos haces esto? ¿Te divierte? ¿Por qué no puedes elegir a uno de los dos de una buena puta vez, Leia?
— No es tan fácil, siento muchas cosas por los dos.
— ¡Eso no nos sirve, Leia! ¡Tienes que decidir! No puedes jugar con nosotros de este modo, no es justo y mira que lo digo yo.
— ¿Qué quieres que haga? No quiero perderte, no quiero perderlo a él.
— Si sigues así, nos vas a perder a los dos. – no pude detener la lágrima traicionera que se me escapó. – Pero estás con él ¿Crees que no sabría que le seguiste hasta Hong Kong? ¿Por quién me tomas?
— Basta.
— Si, tienes razón, más me hubiera valido que me dijeras que el número estaba equivocado. – le colgué sintiendo tanta rabia, se me hizo un nudo en la garganta difícil de deshacer, es una batalla que no voy a ganar, pero de algún modo, mi esperanza se niega a morir...
