CAPÍTULO LXIII "DESUBICADA MENTAL"

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Me quedé con los ojos abiertos un buen rato, el silencio no sé si era bueno o malo, pero era silencio y dolía profundamente

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Me quedé con los ojos abiertos un buen rato, el silencio no sé si era bueno o malo, pero era silencio y dolía profundamente. No podía dejar de pensar en la primera vez que nos vimos, tampoco el primer beso que me robó, lo tierno y adorable que había sido conmigo, recordé sus gestos graciosos, lo loco y guapo que lucía siempre, lo valiente y temerario que siempre se mostró para salvarme, lo protegida y segura que me sentí a su lado, era como un niño pequeño al que visitas en casa, que te ofrecen todos sus juguetes más preciados para que te hagan feliz al igual que a él, Gamaliel siempre fue así conmigo, me mostró su mundo, lo que lo hacía feliz, esperando que eso me hiciera feliz también, fui tan estúpida, tan infantil ¡Agh! Tan inhumana con él, pero a pesar de eso, él siempre se mostró preocupado por bajarme el cielo o llevarme a él, Gamaliel era por mucho el hombre al que más he amado, mi vida era mejor a su lado, todo sería más fácil si él se quedaba aquí. 

— Lisa, Lisa... — me alarmé apenas escuché su voz, le miré, Dios, está aquí, me proyecté demasiado esta vez.

— ¿Gam?

— Demente, loca, histérica, desubicada, irracional, vesánica, maniática, lunática, insana, majara, enajenada, pudieron haberte matado a vos.

Sonreí, grité y reí como una verdadera desubicada mental, sólo un idiota en el mundo podría hablarme así.

— Volviste, volviste, sí volviste — impulsivamente lo besé —. Pendejo conchudo, ¿cómo te atreves a asustarme de semejando modo?

— Vos estás loca. — sostuvo la respiración. — ¿Me rompí la espalda? — cerró un ojo. — ¡Agh! La re puta madre que te parió. — farfulló.

— Quédate quieto, si te mueves el daño será peor.

— Si vos me seguís cuidando así realmente creeré que me amas y eso no te conviene.

— ¿Por qué no habría de ser conveniente? Yo te amo, pudín, ¿cuántas veces he de decírtelo hasta que me creas? Te amo.

— Si no te hubieras ido tal vez te creería a vos eso, no había sentido mi vida tan miserable como me sentí esos tres meses.

Tragué saliva — No más de lo que yo sufrí sin ti — ahora no, tonta, todavía no —. Ya habrá tiempo para hablar de esto, ahora debemos hallar la manera de sacarte de aquí.

— ¿Vas a desaprovechar tu oportunidad de hablar de tus razones para irte como si a vos nada te importara?

— No quiero decirte la verdad de este modo — admití sinceramente.

— ¿Cuál es el modo? ¿Mi funeral? No sé si vaya a querer escucharte a vos después de esto.

Tiene un punto tan válido que me da migraña...

De acuerdo, esto es igual que quitarse una bandita, no, realmente no lo es, es peor que depilarse con cera.

— La intención original no era que terminara ahí, pero es que, yo, yo tuve que ir a un...

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