CAPÍTULO XCIX "EL ATAQUE DE LOS VARELA"

227 34 146
                                    

— Hace tiempo te hubiera creído pero ya ha pasado mucho desde aquel entonces — lo sabía —

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— Hace tiempo te hubiera creído pero ya ha pasado mucho desde aquel entonces — lo sabía —. Mira, sabes que te quiero y cuando te digo que te quiero me refiero a un chingo, Jackson, pero entiende, la situación ya no es igual de crítica como antes — señaló a Gib y Eiden —. Ellos también son tu familia y en algún punto trataron la manera de quererte pero la cagaste y la re cagaste.

— No solo él, Eli también tiene esa hostilidad con nosotros, pero igual le tengo aprecio, me preparó desayuno, comienzo a querer decirle a Gamaliel "El Hechicero". — apoyó su mejilla en la mano, cerró los ojos.

— ¿Te preparó el desayuno? ¿Acaso escuché bien?

Vamos, tío concéntrate.

— Lo hizo, Gamaliel tiene el mejor corazón que conozco, es noble, su lado bueno es muy bueno, pero su lado malo, es peor que el mío, pero no lo tiene a flote como yo, al igual que papá Isaac, cree firmemente en que el amor reduce lo demás a cenizas.

Golpeó en el brazo a papá — Para que aprendas, pendejete.

— ¡Ya deja de golpearme! — le reclamó.

— No todos podemos ser como papá Isaac, es bueno que alguien de esta familia crea firmemente en eso, el verdadero amor es el que le entrega un extraño a una extraña, Samita me ama porque es mi mamá, Gib me ama porque es papá, pero Roma me ama por lo que soy y cómo soy, esa, para mí, es la configuración perfecta del amor, amén. — suspiró y se acomodó mejor en el sofá.

— Si no lo haces, te seguiré golpeando hasta con un sartén — amenazó —. Ah, y más te vale que no me salgas culpando a nadie más por tus metidas de pata.

Por dos segundos sentí pena por mi papá, eso hasta que, mi lado vengativo comenzó a disfrutar de verlo siendo regañado.

— Bien, tú ganas. ¿Ya satisfecho?

— Si no lo estoy con Greenpeace, menos contigo.

Papá se quitó los lentes y miró al tío Gib y a Eiden.

— Está claro que les importa muy poco lo que diga, pero disculpo por ser una constante piedra en el zapato. Hay cosas que no saben de mí y sinceramente, prefiero que siga así, pero lo que he dicho en estos últimos días fue totalmente injustificado. No lo hice para molestar a Eiden, tampoco a ti, Gibran. ¿Quería molestar a Sam? Eso sí es verdad, pero erré con el cálculo, eso es todo.

— ¿Y...? — dijo mi tío.

— Y — papá suspiró — lo lamento.

— Si quieres molestar a mamá hay maneras más precisas para hacerlo, me sorprende tu mala puntería, tío Jack.

— ¿Eiden, estás bien?

— Bien cansado, pero tengo que trabajar con ese par de holgazanes que tengo por primos y tú. — señaló a papá. — Uno de ellos como yerno.

♛ 𝘌𝘯𝘦𝘮𝘪𝘨𝘰𝘴 𝘐𝘯𝘵𝘪𝘮𝘰𝘴 ♛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora