La Bratva ha decidido abandonar "La asociación" comandada por Eiden Palacios, con ello, consolidan una vez más su enemistad.
Madaby Palacios no es ninguna paloma blanca, a pesar de los esfuerzos vanos de su hermano mayor, se verá atraída por los be...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Después de la ceremonia y ver a mi primo hecho un drama cerca de su ahora esposa, se llegó el momento de ir al gran salón del hotel en dónde se festejaría la boda.
— ¿En qué piensas?
— En lo hermosa que estás. — abracé a Roma y miré a Remington, éste ladeó la cabeza para mí, Mauro ya se dirigía para allá y más adelante, Gideon.
— Ahora vengo amor ¿Te dije que el novio se montó una coreografía con nosotros para la novia?
— No, no me dijiste.
— Lo hizo, iremos a ver cuándo será, siéntate con mi madre, cariño, voy en un segundo.
— Claro. — me moví para seguir a mis primos, cuando hacen ese tipo de reuniones es porque algo anda menudamente mal.
— ¿Qué sucede?
— Tenemos intrusos, no tengo noción de quién se trate, los Araujo, no tengo ni puta idea.
— ¿Quiénes son los objetivos?
— No importa, Gi, solo hay una forma por la cual pudieron entrar a Cancún sin que los nuestros se hayan dado cuenta. — suspiré. — Vamos por ellos.
— ¿Nosotros?
— ¿Quieres que maten a tu hermano, Gideon? ¿Estás muy ocupado? ¿Te da miedo que te maten ahora que vas a ser padre? Todos los presentes con excepción de Remington seremos padres ¿Crees que no tengo miedo?
— Si creo que vos no tienes.
— Estás en lo cierto, camina, traigan sus armas, será rápido si no me equivoco. — salí de la habitación y fui con mi esposa.
— ¿Qué pasa?
— Olvidaron las palmeras, tendré que ir a meter miedo.
— ¿Por qué eres así?
— Porque así nací. — le besé la frente. — Te amo, voy por las palmeras. — cuando salí ya me estaban esperando los otros tres.
— ¿Qué le dijiste?
— Manden a comprar dos palmeras con luces para el baile sorpresa. — Mauro tomó el teléfono.
— Yo me encargo. — abordamos la camioneta que yo mismo conduje.
— Está enojado. — dijo Remington. — Dios ¿Por qué vamos a la casa de Cañas?
— Ahorita vas a ver, Gideon, abre la puerta. — mi primo se bajó y metió un cable al monitor de acceso, en unos segundos, estaba abierto, entré con la camioneta, Cañas salía a ver qué demonios pasaba.
— ¿Era necesario demostrarme que es el mejor hackeando lo que se le ponga en frente? — me saqué el arma y le golpeé en la frente, lo tomé del brazo y le pisé la pantorrilla a efecto de que se arrodillara.