La Bratva ha decidido abandonar "La asociación" comandada por Eiden Palacios, con ello, consolidan una vez más su enemistad.
Madaby Palacios no es ninguna paloma blanca, a pesar de los esfuerzos vanos de su hermano mayor, se verá atraída por los be...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Llegamos a la hacienda, Eiden estaba tranquilo y eso me tranquiliza por lógica, apoyé a mi agotado hijo a entrar y lo primero que apareció en mi campo visual fue mi querida esposa.
— Amor, trae el botiquín. — dejé a Eiden en el sofá.
— Dios mío, ¿bebé, estás bien? — se le acercó para revisarlo —. ¿Qué tarado casi muerto te hizo esto?
— Lo maté mamá, aleja a mi hijo de aquí, que estoy sangrando.
Contiendo las lágrimas, no sé de si de tristeza o ira, fue por el botiquín como le había pedido, estando ya de vuelta tomó en brazos al pequeñito.
— Bomboncito — le besó la mejilla, la frente y la cabeza —. Llevaré a Yoan con Roma.
— No la asustes, estoy bien, mamá.
— Mintiéndome no vas a tranquilizarme, Eiden Isaac.
— Mamá, apenas y me tocó la bala, deja a Yoan con Roma y que no sepa que ya llegué de ser posible.
— Eiden, tengo que suturar.
— Hazlo, papá, no hay problema. — dijo con suma tranquilidad.
— Cuídalo bien, ¿Si?
— También es mi piolín. — afirmé. Metí la aguja y suturé a Eiden, Sam volvió rápidamente. — Estará bien, mujer, tranquila.
— Okay, okay...
— ¿Mauro está bien?
— Tú escala de prioridades es incorrecta, ahorita importas tú.
— Mauro se disparó en la cabeza, no inventes, papá.
— No te muevas Isaac.
— No respiro si gustas.
— ¡Hasta acá los escucho!
— Tu hijo se mueve, mujer.
— No quiere que respire.
— ¡No trates de forma cruel a mí hijo, Gibran!
— Se va a desangrar si no lo suturo. — me reí con Eiden. — Eiden.
— Ya me dejé. — es malo que nos parezca divertido hacer esto ahora.
— ¡Los sigo escuchando, par de genios!
— Ehm, ¿quién invocó la ira desmedida de mi hermana? — llegó preguntando Jackson.
— Sam ¿Me ayudas con las gasas cariño?
— Mamá me duele. — Sam salió, Eiden no soportó y rio.
Colocó ambos puños en su cintura — Un día de estos en serio los dejaré desangrado.
