CAPITULO LXX "ALIADAS"

246 31 33
                                    

GAMALIEL

— ¿Cuándo querés hacerlo? — dije con aliento como si hubiera corrido una maratón.

— ¿Hacer qué? — preguntó mientras me peinaba.

— La boda ¿Cuándo querés que sea? ¿Dónde?

— Bueno, de preferencia quisiera hacerlo cuando ya estés recuperado. Se podría decir que pronto. En cuanto el lugar, realmente no estoy del todo segura.

— Podría ser aquí, en Buenos Aires, en Texas no, por favor, hace mucho calor, en dónde vos quieras, yo que vos, decidía rápido, no vaya a ser que el novio se te arrepienta. — la miré de reojo, divertido.

— ¿Qué hay de malo con mi hogar? Tenemos un verano perpetuo pero no siempre es así, tenemos buenos días aunque te resulte difícil de creer.

— ¿Cómo sabremos cuál es el bueno? No me quiero acalorar, elijamos otro lugar donde mis parientes no se desmayen de insolación.

— Mis abuelos se casaron en Texas igual que mis padres — los ojos le brillaron —. ¡Ya sé dónde podemos hacerlo!

— ¿Vos lo sabes? — Dios santo, que sea un lugar que me agrade, por favor.

— Podríamos hacerlo en aquella playa donde me llevaste por mi cumpleaños. ¿Qué opinas?

— ¡Excelente! ¡Casémonos en... ¿Miami? — me llevé la mano a la cabeza. — ¿Fue Miami? Porque a Cancún fuimos por mi cumpleaños, nos hicimos novios ahí ¿No prefieres Cancún?

— Mira eso, confundí una con la otra — rió nerviosa —. Cancún estará bien, pudín, será un buen lugar para recordar — dijo abrazándome por detrás.

— Casémonos en Cancún, le diré a Eiden que le diga a la Hassán mayor que se encargue de todo, depende de lo que diga el doctor, estipulemos una fecha.

— ¿Hassán? — cuestionó.

— La misma que organizó la boda de Eiden y de mi hermano, fue lindo, solo que evitaremos as flores que huelen a fiambre, esas no me gustaron.

— En mi familia es normal que las mujeres casadas ayuden a organizar la boda de la más joven, a lo griego con algo italiano. Aparte, el hermano de Denisovich ha organizado muy buenas bodas, como la del tío Ant—man.

— Amor, si permitimos eso, mi vieja querrá meter su linda manicura en esto ¿Vos crees que eso nos va a beneficiar? Además, creo que deberíamos bajar la tensión entre ellos con una cena o qué sé yo.

— Una cena, ¿ah? — dijo mientras me ponía zapatos —. ¿Sabes? Hacer una cena no suena como una mala idea, de hecho, deberíamos hacerlo. Yo con gusto puedo cocinar, eso nunca me ha molestado.

— Mi vieja está demasiado enganchada con el pasado contra tu viejo, tenemos que menguar esto de una vez por todas, no podemos esperar a que sean abuelos, eso tardaría un poco.

— Gamaliel, te levantaste vos, el amor hace milagros ¿Ha nene?

— Vos no me jodas que estoy hablando de mi boda con mi prometida.

— Espero que vos no seas el único Palacios al que dejen plantado en el altar.

Jenssen le regaló una risa falsa.

— O... la única Anderson a la que dejen plantada.

— Sos muy gracioso, pelotudo.

— Vamos, tenés cita en cuarenta, tenemos que estar ahí.

— Voy despacio, me duele ¿Vos nunca fuiste a la guerra? Ah. — me reí. — No, vos no fuiste.

— Pudín, no seas cruel — advirtió.

♛ 𝘌𝘯𝘦𝘮𝘪𝘨𝘰𝘴 𝘐𝘯𝘵𝘪𝘮𝘰𝘴 ♛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora