CAPÍTULO XVII "SHALLOW"

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Salía del entrenamiento, mi tío me miraba de forma sugestiva, si lo dejaba continuar, le diría lo que pienso sin realmente estar consciente de ello

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Salía del entrenamiento, mi tío me miraba de forma sugestiva, si lo dejaba continuar, le diría lo que pienso sin realmente estar consciente de ello.

— ¿Qué haces, Káiser?

— Yo me dedico a observar, siempre lo hago, desde que la seguridad de tu papá me fue encomendada, no he hecho más que observar.

— Estás casi ciego de un ojo ¿Cómo lo haces?

— Experiencia, nunca se sabe qué es mejor, si la experiencia o la frescura de ideas innovadoras.

— Enigmas indeterminados que se vuelven determinantes en una guerra.

— Es de las ironías más grandes que he encontrado en la vida. – suspiró. – Tengo que irme, Llaó, la arena movediza está tragando y tu papá necesita un plan de contingencia, solo quiero estar seguro de que no te meterás en problemas.

— No pretendo dar problemas, más de los que ya hay.

— Tu primera pelea en el torneo será pronto, Llaó, no te distraigas, concéntrate, el asiático es hábil, pero confío en lo que aprendiste a lo largo de tu vida, lo vas a necesitar, cada lección, cada una.

— Estoy enterado, ve tranquilo y si las cosas se ponen peor, no dudes en llamar, sabes que puedo defenderme.

— No tan bien con un arma como lo haces con los puños. – el Káiser era un hombre indescifrable, sin embargo, estoy seguro de que me está ocultando algo, pero no me engancharé con ello, si las cosas se ponen feas, no tendrá alternativa más que llamar y ejecutar el plan de contingencia.

— Cuídate y no pierdas la cabeza.

— Mira quién lo dice. – me levanté y le di un abrazo. – Gracias tío.

— Ten mucho cuidado, hará lo que sea para que saltes, no le des ese gusto ¿Entiendes? – asentí mientras manteníamos el abrazo, me soltó y sacó las llaves de su moto.

— ¿Irás en moto a casa? – encogió los hombros.

— Sigo teniendo alma de bandolero.

— Saludos a tía Agnes. – se marchó dejándome con una sensación de desprotección que por unos segundos de provocó temor, me volví a sentar para esperar a Cardi, recorrí la calle con la mirada y de nuevo él, no sé exactamente qué es lo que Hideki quiere de mí, la razón de su insistencia en fastidiarme, como si yo fuera importante en la línea jerárquica de mi familia, siempre seré príncipe, hasta que muera, sería rey si Eiden y Jared mueren, cosa que no deseo en absoluto, está bien si soy príncipe por la eternidad, no soy un sujeto que adore los títulos nobles.

— Hola guapo.

— Hola. – le dije con simpleza, se paró frente a mí.

— ¿Llaó?

— ¿Sí?

— ¿Qué tienes?

— Mi tío Salvador se fue, me siento abandonado. – me abrazó.

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