CAPITULO XXIII "AMIGOS"

238 37 16
                                    

Al otro día, tuve la osadía de ir a ver a Leia, estaba desayunando cuando entré

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Al otro día, tuve la osadía de ir a ver a Leia, estaba desayunando cuando entré.

— ¿Se puede?

— Hola, Matt ¿Cómo sigues?

— Me duelen las piernas, pero nada que una buena dosis de analgésicos opiáceos no remedien ¿Cómo estás tú?

— Me dijeron que perdí la memoria, pero me recuperaré, es cuestión de tiempo, estoy preocupada.

— ¿Por?

— Porque me van a despedir del trabajo, es mi oportunidad de demostrarle a papá que ya seré una persona responsable. – me atraganté un poco, Leia había sido castigada hace un tiempo por su papá, la mandó a trabajar a una pastelería de la familia, debo aceptar que le funcionó, desde entonces valoró más lo que tenía.

— Lo eres, Leia, en cuanto puedas salir de aquí, irás a trabajar.

— ¿Viste que cambiaron los uniformes? ¿No son bonitos? Ahora son color palo de rosa, me encantan. – asentí.

— Te verás hermosa con ese uniforme, estoy seguro. – cruzó las piernas y me miró con atención.

— Me dijo el doctor que no necesitaste cirugía de emergencia, pero tal vez tengan que operarte si no mejoras ¿Es cierto? – asentí no muy convencido de darle información, pero me relajé cuando analicé que ella tenía ya ese dato.

— Eso me dijeron, ambas rodillas se me lesionaron por igual.

— Te las rompiste ¿Tu brazo está mejor?

— Mejor que mis piernas, sí, es horrible, no puedo hacer nada solo, estas cosas pesan. – le dije mirando los ortopédicos, es cierto, pesan, ahora comprendo a Gideon.

— Luces sexy en una silla de ruedas, Matt. – bajó la mirada. – También me dijeron que tu abuelo murió, perdón, por no recordarlo ¿Te consolé? – bajé la mirada también, me froté mi espasmódico muslo y asentí mordiéndome los labios.

— Si, lo hiciste, muy bien, de hecho, fue muy importante para mí el que estuvieras, soportando, todo lo que pasó conmigo.

— No pretendo que te sientas mal, Matías, ¿De acuerdo? Solo que no lo recuerdo, lo siento, solo quiero saber si fui suficiente. – estiró su mano, me acerqué y la tomé con la que tenía la facultad de hacerlo. — ¿Fue suficiente?

— Es algo que debes recordar por ti misma.

— Creo que no lo fue entonces, de haber sido suficiente, simplemente hubieras respondido que sí.

— No lo sabes.

— Claro que lo sé, Matt, no importa qué tantas prendas traigas encima, para mí, siempre estarás desnudo, porque puedo verte, lo que eres, lo que tienes, lo que piensas y no, no fui suficiente, lo siento.

♛ 𝘌𝘯𝘦𝘮𝘪𝘨𝘰𝘴 𝘐𝘯𝘵𝘪𝘮𝘰𝘴 ♛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora