Pasar dos días y dos noches estando hospitalizada no es la experiencia más divertida del mundo, de hecho no lo es, pero al menos me sirvió bastante para arreglar un menú de verdad.
— ¿Tú sabes de casualidad dónde guardan el aceite de oliva? — le pregunté a Gama mientras picaba los vegetales.
— Basándome en que la abuela es diestra y suele cocinar saludable, mantiene lo que más utiliza del lado dominante, así que, es seguro que se encuentra arriba de la cabeza de vos, a la derecha. — dijo analítico.
— ¿Ya te había mencionado lo sexy que te ves cuando estás analizando el mundo?
Entrecerró los ojos. — Vos me ves sexy todo el tiempo porque soy del entero gusto de la señorita, siempre me dijeron que era aburrido que hiciera eso ¿Te conté a vos que una vez escapé de un arresto haciendo explotar la cerradura de la puerta con una pastilla aromática de baño? Mis compañeros decían que hacía cosas raras.
Clavé la punta del cuchillo en la tabla — ¿De verdad hiciste eso? Dios, qué tristeza no haberlo visto.
— Vos podrás ver otras maravillas que hago, pico muy fina la verdura. — se acercó a mí, provocativo. — Creo ser un buen chef en muchos aspectos. — me besó el hombro. — En todos.
— Es peligroso que me distraigas de ese modo, ¿sabías? — dije, tentada a dejarme distraer.
— La espalda está cooperando, vos deberías, no sé, aprovecharte, no olvides que nos debemos un azote en la pared, de esos que terminan con un final feliz. — me mordió levemente el cuello. — O tal vez no. — volvió a la barra con los vegetales.
Entrecerré los ojos — Tú sí que eres cruel.
— Mira quién lo dice, la piba que me dejó entrado más de una vez. — se detuvo. — Sabes suficiente vegetal, me duele el brazo.
¿Han visto que en las películas de hada suena un tintineo cuando algo bueno está a punto de suceder? Entonces ya visitaron mi cabeza.
Me le acerqué frotando su brazo — ¿Te duele mucho?
— Oh, sí, sí, sí, esa sustitución de productos que bien caería ahora mismo.
Hice que se sentara en una de las sillas junto a la mesada de granito, quedándome frente a él le comencé a masajear los hombros.
— Mi pobre pudín, olvidé que no puedes hacer tantos esfuerzos... — le besé los labios y fui bajando por su mentón hasta llegar a su clavícula.
Suspiró. — Oh, eso. — rió. — Vos. — tragó saliva. — Qué delicia, vos sos buena con la besoterapia.
— Shhh — musité explorando su torso con mi mano.
— ¿Ves que sos la mala? Solo me vas a provocar, pobre de mí, inocente prometido de la princesa Sicarii.
— ¿Crees que soy mala? — pregunté sentándome sobre él.
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♛ 𝘌𝘯𝘦𝘮𝘪𝘨𝘰𝘴 𝘐𝘯𝘵𝘪𝘮𝘰𝘴 ♛
JugendliteraturLa Bratva ha decidido abandonar "La asociación" comandada por Eiden Palacios, con ello, consolidan una vez más su enemistad. Madaby Palacios no es ninguna paloma blanca, a pesar de los esfuerzos vanos de su hermano mayor, se verá atraída por los be...