CAPITULO LXXV "ALIANZA"

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— ¿En pocas palabras me estás diciendo que fuiste tú el que atacó mi fiesta esa vez?

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— ¿En pocas palabras me estás diciendo que fuiste tú el que atacó mi fiesta esa vez?

— Yo no sabía que se trataba de ti, eres mi amigo, mi tío debió saberlo, por eso no me dijo, pero maté al que te iba a disparar, era demasiado para que pudiera con los dos y lo sentí mucho.

— Vaya, Yuri ¿Cómo pudimos ser amigos guardando tantos secretos?

— No sé, tú dime. – nos reímos, creo que es suficiente información para él como para decirle lo de Mady.

— Yuri, eres Patchenko.

— Yo también. – le dije Sergei.

— Qué trivial es la vida, digo, me imagino que sabes la historia que nos traemos.

— Si lo sé, pero mira, no le guardo rencor a tu padre por matar al mío, mi papá tenía mente bizarra y era cruel, de tu papá he escuchado muchas cosas, menos cosas como esas.

— No es porque sea mi papá, pero es buena persona, no lo puedo creer Yuri, en serio que no puedo creerlo, ¿Qué dice tu gente de lo que ha pasado?

— Mi papá está resuelto a recuperar lo que alguna vez fue nuestro. – dijo Sergei. — Yo no veo muy difícil si es que los De Luca tienen apoyo de la KGB, terminaremos muertos y es algo que no quiero. – Eiden estaba pensando, como cuando teníamos clases en una universidad, era un genio, estudiaba su cuarta licenciatura cuando yo iba a duras penas por la primera, así se quedaba, justo así.

— Yuri, eres mi amigo desde hace años, hicimos un par de travesuras juntos, ambos nos ocultamos prácticamente el mismo secreto, así que, hagamos un trato.

— ¿Un trato?

— Si, acabemos con Briar y su gente, sinceramente no es necesario matar a Eric, que, más quisiera yo, pero no puedo hacerlo, devolvamos a los De Luca a su lugar.

— Bien, me gusta, si tu controlas Rusia las cosas... — elevó la mano. — ¿Qué?

— Nunca fuiste ambicioso Yuri, por eso traficas drogas en los hostales más miserables de Rusia, pero me gusta, me gusta esa actitud que tienes, yo no quiero Rusia. – se acercó un poco a nosotros. – Si ganamos, Rusia es tuya. – me quedé congelado.

— ¿Qué?

— No me interesa controlar Rusia, Rusia es para los rusos, ayúdame con esto, y el premio es Rusia, la Bratva, a su modo original, como en los viejos tiempos.

— Eiden, estás ofreciendo demasiado.

— Rusia te pertenece, rara vez quiero algo que no es mío, bueno, a decir verdad, lo que quiero, es mío, lo que no, es del mundo.

— ¿Qué harás?

— La ventaja que asumimos es que el enemigo lo tenemos en común, atacar a la Bratva de De Luca no será complicado, tu tío no sospechará, porque al final, es lo que quiere, pero tendrás apoyo de nosotros, tenemos San Petersburgo, para que entiendas que hablo en serio, te daré la plaza, hablaré con Antonio, puedes fingir que la tomas, qué se yo, será tuya, tendrás que reportarme todo lo que suceda mientras ganamos, después, lo que hagas, es asunto tuyo, si muestras lealtad, seré leal para contigo por siempre, si me fallas, estás muerto ¿Comprendes lo que dije o te lo escribo en una servilleta? – sonreí.

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