Capítulo 28.

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Maratón 1/5

*Capítulo anterior*

Cuando ya por fin estábamos listas eran las 22:47pm, las chicas estaban vestidas más o menos como yo, bajamos las escaleras mientras reíamos porque Luján y yo llevábamos zapatillas negras y Luna llevaba zapatos sin plataforma, es notorio que somos muy diferentes.
Me llevé una sorpresa al ver quiénes estaban en la puerta por salir también y me arrepentí al instante por no haber bajado 10 minutos después.

Narra Pablo:

No entiendo porqué se empeña tanto en arruinar nuestros momentos, era un beso perfecto, el mejor beso de toda mi vida, pero tuvo que arruinarlo, como siempre. Pero yo no iba a quedarme atrás, no, no y no.

Mi plan fué nombrar a Sol, sabía que se odiaban y que le afectaría saber que la besé, así que cuando se la nombré, a Marizza le cambió la cara, le molestó que la nombre, ni siquiera me interesa Sol realmente, pero debía decir algo que le duela, así como ella me lastima con sus palabras a mi.

A veces empeño mucho más yo en arruinar los momentos lindos que ella, porque como siempre soy el tarado que la lastima y que encima no sabe reconocerlo. Ojalá volver a comenzar desde cero y hacer las cosas bien como no supe hacerlas desde un principio.

Pasé todo mi día pensando en lo que sucedió con Marizza, me arrepiento de haberle soltado lo de Sol, pero no podía hacer otra cosa. Ella ya no me quiere y dudo de que en algún momento lo haya hecho.

Tomás y Café me llenaron la cabeza con que estaba distinto y que debía volver a andar de minita en minita, por un momento lo dude, no quería estar con otra que no sea Marizza, pero después acepté su oferta de salir de joda. Total ella ya no me quiere, puedo hacer mi vida también y estar con quien se me antoje.

Me bañé, comí algo y me cambié, estaba bastante normal, una camisa, jean y zapatillas, como siempre.
Bajé y esperé a mis amigos en la puerta, ellos tardaron un poco más porque no encontraban el gel o algo así, siempre lo mismo.
Cuando por fin bajaron estaban casi igual que yo, mismo estilo y todo, sólo que yo no uso gel y mi pelo está siempre igual, alborotado pero con estilo, supongo.

- Café: Ya estamos listos para matar a las chicas

- Pablo: Esta noche es nuestra muchachos

- Tomás: Uff, me parece que va a ser más de ellas

- Guido: Qué? Estás bien vos?

- Tomás: No, estoy en el cielo creo

- Pablo: De qué hablas?

No entendí que quiso decir, pero al ver la cara de embobado que tenía puse mi vista en la misma dirección que él y al mirar me quedé asombrado, podría jurar que hasta puse la misma cara de tonto que Tomás. Él tenía razón, estábamos en el cielo y esta noche sería de ellas, más bien de ella. De Marizza.

Ahí estaba ella, tan hermosa como siempre pero hoy tenía un look distinto. Su pelo lacio estaba suelto como siempre y tenía dos trencitas chiquitas que formaban una media colita, le quedaba hermoso.
Tenía un maquillaje natural que hacía resaltar esos ojos tan lindos que tiene, sus labios tenían un color rojo suave que hacía verlos más apetecibles de lo normal. Estaba vestida por un top de encaje que hacía resaltar su busto y una pollera negra con gris bastante corta que podía dejar con la boca abierta a cualquier hombre. Pero sin perder el estilo Marizza, tenía zapatillas negras, eso hacia que me vuelva más loco todavía, verla a ella tan hermosa pero con sus detalles era una locura para mí.

Debo haber estado mirándola con cara de idiota por mucho tiempo porque frunció el ceño y pasó por mi lado sin siquiera mirarme, me estaba odiando en ese momento. Pero es que se veía tan linda que era imposible no mirarla.

Eterno amor.  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora