Capítulo 44.

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*Capítulo anterior*

Las palabras de Mía resonaban en mi cabeza. "para mí que tenés que esperar un poco más, ver que él te quiera en serio y cuando creas que estás lista, 100% segura, ahí lo hacen", "si no estas segura no lo hagas". Fué entonces que entendí que éste no era el momento. Yo todavía no estaba del todo segura de hacer esto, aunque un poco lo deseaba. Nunca había tenido relaciones y no me sentía lista para ese momento, aunque Pablo ya me haya visto casi desnuda.

Casi como un click, paré. Dejé de besar a Pablo y, acomodando mi ropa, me levanté del frío piso de mi habitación, dejando a un Pablo confundido y hasta un poco nervioso.

Pablo's POV

Estábamos besándonos de una manera muy comprometedora, uno encima del otro, y
yo sin mi remera. Esto estaba pasando de nivel y yo me moría por seguir, al igual que mi miembro, el cual ya estaba erecto con tan sólo un roce de Marizza. Realmente esta mujer provocaba desastres hormonales en mí.
De un momento a otro se alejó de mí y se levantó del piso, ante mi atenta mirada de confusión. ¿Ella no sentía lo mismo que yo?

- Pablo: Qué pasa amor?

- Marizza: Pe-perdón, es que estoy... Estoy indispuesta. Eh si, eso.

- Pablo: Ah, está bien. Entonces nada de eso

- Marizza: Es que...

- Pablo: No me expliques amor, no pasa nada, a todas las chicas les pasa.

- Marizza: S-si - dijo algo nerviosa

- Pablo: Bueno mi amor, me voy que tengo que hacer un par de cosas. Me das un besito?

- Marizza: Pasa que mi novio se va a enojar si te doy besos - parecía estar más tranquila ahora.

- Pablo: Tiene mucha suerte tu novio de tenerte, pero igual no tiene porqué enterarse no?

- Marizza: Tenés razón. Simón no se va a enterar - se acercó a mí y al intentar besarme, corrí mi cara

- Pablo: Simón? - la fulmine con la mirada

- Marizza: Es mentira amor. Vos sos el único al que amo

- Pablo: Mucho mucho?

- Marizza: Muchísimo

La tomé de la cintura e impacte mis labios con los suyos, formando un perfecto beso.

- Pablo: Bueno me voy amor, te amo

- Marizza: Yo más!

Esta vez fué ella quien me beso, sin embargo fué un beso mucho más corto.

Salí de su habitación, fuí directo al baño y me metí en un cubículo para resolver el problema de el calentón de recién con una buena paja. (acostumbrense a que apartir de ahora voy a escribir mucho sobre cosas más subiditas de tono)
Al salir del baño me encerré en mi habitación para planificar un poco las vacaciones con mi amor. Debían ser perfectas para poder recuperar todo el tiempo perdido después de el plan con mi viejo. Esta vez nada podía arruinar mi relación con Marizza, ni siquiera el estúpido de Simón.
Estábamos muy felices juntos y nada iba a hacer que eso acabe. El día de hoy había sido muy especial para mi, no hubo peleas y además disfrutamos de casi todo el día juntos entre besos y caricias. Hasta se podría decir que estábamos a punto de tener relaciones.

Aunque, pensando bien toda la situación que ocurrió con Marizza, sentía que algo le pasaba. Eso de que estaba indispuesta no me la creía, o al menos no del todo, no soy tan tonto. Hace unas pocas semanas pude oír a Luján y Luna correr por llevarle toallitas femeninas a Marizza, o algo así. Y por lo poco que sé sobre el tema, solamente es una vez al mes que ocurre ese período femenino, no puede ser que ahora haya vuelto, no pasó ni un mes.

Pero, ¿qué otra cosa podría ser? quizás todavía no estaba lista o no se sentía segura, pero sería raro que no quiera decírmelo. Capaz no quería que fuera ahí, en esa situación, o podría ser que ella no estaba caliente como yo. Todas esas opciones podrían ser válidas, es sólo esperar a que ella me diga lo que se le pasa por la cabeza.

Yo estaba seguro de que algo más pasaba en su cabecita, por lo que decidí que hasta no recibir una propuesta por parte de ella, no iba a intentar pasar de nivel. No si ella no estaba del todo preparada para tener su primera vez conmigo. Primero necesitaba que ella me diga que esté lista y ahí sí podría avanzar, de otra forma no iba a ser yo quien dé el primer paso. No quiero presionarla y supongo que esa es la mejor opción, aunque me cueste horrores.

Un rato después llegaron mis amigos, que no dudaron en contarme de sus nuevas conquistas, mientras que yo estaba felizmente en pareja.

- Guido: No sabes lo que eran esas minitas boludo, un fuego

- Tomás: Igual Pablo no se pierde de nada eh

- Pablo: No entiendo, qué decís cabezón?

- Tomás: Y si estas con Marizza, esa pelirroja vuelve locos a todos

- Guido: Tiene razón, Marizza esta buenísima

- Pablo: Ya sé. No se desubiquen, son mis amigos eh

- Guido: Tranquilo che, nosotros tenemos minitas de turno. Aunque si fuese vos no dejaría a Marizza salir del cuarto - dijo con cara de idiota

- Pablo: Cállate café, ya esta

- Tomás: Bueno cabezón, nada más salió el tema, no te enojes

- Pablo: Cómo no me voy a enojar? Si hablan de Marizza como si fuese una mina que se quieren curtir

- Guido: Y, ganas no le faltan a nadie

- Pablo: En serio te digo café, si seguís así te voy a meter una trompada

- Guido: Está bien, perdón amigo

- Pablo: Me voy a dormir, estoy muerto

Unos minutos después me saqué el uniforme quedando en bóxer y me metí en la cama. No duré mucho despierto, toqué la almohada y pareciera que fuese un bebé durmiendo. Eso es todo lo que necesitaba. Un sueño reparador.




Sentía unas manos suaves tocar mi mejilla, acariciándola. Cuando pareciera que se había alejado quien me hacía esas dulces caricias, pude sentir unos labios húmedos tocar mi frente, mientras que otra vez esas manos me acariciaban, pero ésta vez no a mi mejilla, sino que a mi pelo.
Con un poco de dificultad abrí mis ojos, apreciando la bella vista que éstos tenían.

Una mujer pelirroja me miraba con amor, mientras seguía con sus caricias, esas que tanto me estaban gustando. Con una voz muy hermosa pero poco audible, me nombró. Quise levantarme de la gran cama con frazadas blancas que cubrían mi cuerpo casi desnudo, pero por alguna razón me es imposible hacerlo.
Esa jóven y hermosa mujer se acercó a mi cara, quedando ahora a pocos centímetros de mis labios.

- X: Pablo, me escuchas?

- Pablo: Marizza

- Marizza: Si mi amor

- Pablo: Qué pasa? Por qué no me puedo mover?

- Marizza: Porque primero me tenés que besar para levantarte, mi amor

La miré a los ojos, viendo el brillo hermoso que hay en ellos, para luego correr el pelo rojizo de su cara y acercar sus labios a los míos, con ayuda de mis manos que tomaron su cuello. La besé y sentí mil cosas, sensaciones que sólo ella podría provocar en mí.

Después de unos pocos segundos, que para mi gusto debían de haber sido ser más, se alejó de mi y extendió su mano para guiarme a donde sea que ella quisiera llevarme. Yo la tomé sin ninguna duda y seguí sus pasos hasta llegar a un río. Ese lugar se veía hermoso bajo el sol primaveral que tanto me gusta.

Nos sentamos en lo que parecía ser una manta llena de comida, dulces y pétalos, para luego abrazarnos y ver el atardecer juntos unos minutos después.

"El sueño perfecto", pensé al despertarme.

Eterno amor.  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora