continuación...
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-Pablo.
Salí de ahí con una bronca que explotaba. ¿Cómo podía no importarle lo que me pasaba a mí? Está bien que yo soy demasiado celoso, pero esta vez ella pasó el límite.
Cualquier persona se pondría así si ve a su pareja hacer algo como eso sin siquiera tenerlo en cuenta, es algo obvio. O al menos para mí.Siento que ella no me necesita de la misma forma que yo la necesito a ella, y no es por tóxico ni nada de eso. Es que yo siempre estoy pendiente de no hacerla enojar o no lastimarla, de tenerla en cuenta, de pedir perdón cuando sé que me equivoco. En cambio ella no, no le interesa. Siempre tengo que ser yo el que está como perrito faldero atrás de ella perdonando todo lo que hace y reconociendo mis propios errores. Ella ni siquiera es capaz de aceptar que a veces se equivoca, aunque casi siempre soy yo el que hace mal las cosas.
Me encerré en mi cuarto a escuchar música. No quería ver a nadie, menos a Marizza.
Debería avisar a mis viejos que me iba a casa pero no tenía ganas de verlos y estar encerrado con ellos en la misma casa, o al menos no por ahora.Unos minutos después escuché golpes en la puerta, golpes que obviamente ignore.
Me senté en una silla que estaba al lado de mi escritorio, me puse unos auriculares y puse play a una canción cualquiera, con tal de olvidarme de todo y no pensar en Marizza.Cerré mis ojos dejándome llevar por el sonido de la música, era algo relajante. La música era lo único que amaba y podía sacar todo de mí, además de mi novia o ex novia, claro.
Pude sentir como unas delicadas manos acariciaban mi pecho e instintivamente abrí mis ojos, pero esas manos venían detrás de mí. Unos suaves labios comenzaron a besar mi cuello con cuidado, dejando un recorrido de pequeños e inocentes besos por mi zona débil. Esto ya me asustaba.
Giré mi cabeza y vi a Marizza todavía con la manta que le dió Dunoff encima de su cuerpo. ¿Qué hacía acá?- Pablo: Qué haces? - dije con un notable tono de enfado en mi voz
- Marizza: Vengo a... - estaba nerviosa. ¿Desde cuándo se ponía nerviosa conmigo?
- Pablo: A qué?
- Marizza: A pedir-pedirte pe-perdón - Estaba escuchando bien?
- Pablo: Qué? - Estaba emocionado pero quise ocultarlo con un tono serio
- Marizza: Eso. Que viene a pedirte perdón Pablo - Frunció su ceño
Sabía que le costaba horrores pedir perdón, aunque ella tenga la culpa o se haya equivocado. Es por eso que me alegro oírlo, eso era todo lo que necesitaba. Que pida perdón aunque le cueste, porque de eso se trata. De reconocer un error por más chiquito que sea.
Estaba felíz, muy felíz.- Pablo: Y por qué?
- Marizza: Ya sabés Pablo
- Pablo: No, no sé. Hace un rato me dijiste que no hiciste nada malo y que si me molestaba que me joda
- Marizza: No seas dramático, no te lo dije así
- Pablo: Viniste a pedir perdón o a seguir discutiendo?
- Marizza: En realidad.... - lo miré confundido, ¿Qué iba a decir?
Se alejó de mí y se quitó la manta casi como un flash. Tenía ese conjuntito hermoso que me volvía loco. Podría arrancarselo en dos segundos. ¿Qué? ¿En qué estoy pensando? Tendría que estar enojado, no pensando en como le queda ese corpiñito de encaje y en lo mucho que deseo sacarselo para chupar sus pechos. Basta... Estoy pensando idioteces
- Marizza: Estás bien? - No me había dado cuenta de que me quedé mirándola como un tarado
- Pablo: Eh, sí. ¿Qué haces así?
- Marizza: Pensaba... Que si tanto te enojo que baile así para los demás, podría hacerlo sólo para vos - Tragué saliva
- Pablo: Co-como?
- Marizza: Si, como un baile privado... Te parece bien? - se acercó de a poco como si fuese su presa.
- Pablo: Eh... N-no sé Marizz- me interrumpió colocando uno de sus dedos en mis labios. Dios
- Marizza: No hables mi amor
Me quedé helado. ¿Qué estaba pasando?
- Marizza: Disfrutá nada más, sí? - asentí
Sacó su dedo de mis labios y comenzó a dar vueltas alrededor de mi, acariciando con su mano mis hombros. Frenó otra vez en frente de mí y comenzó a menear sus caderas de un lado a otro.
Esta mujer quiere matarme
Se agachó hasta tocar el piso y giró su cuerpo hacia un costado, colocando sus manos en uno de sus pies mientras comenzaba a subir y arrastrar sus manos por toda su pierna derecha. ¡La puta madre Marizza!
Se acercó a mí nuevamente y sin previo aviso, tomó mi nuca para besarme. Chupo mi labio inferior para atraparlo entre sus dientes y después meter su lengua en mi boca. Hice lo mismo hasta entrelazar nuestras lenguas.
Ella estaba parada en el piso con su espalda y su cabeza agachadas para poder besarnos, sin tocarme con su cuerpo. Es por eso que supe que ella no quería tener sexo conmigo, solamente era su forma de pedir perdón.
Sin embargo, mi amiguito no pensó lo mismo ya que se despertó al instante.Escuchamos golpes en la puerta y seguido a eso nos separamos rápidamente mientras que yo me tapé disimuladamente la erección para que ella no piense que era un pervertido, a pesar de que ella esté casi desnuda frente a mi.
Marizza se tapó con la manta y yo entreabri la puerta para ver a Gloria detrás de ella.- Pablo: Gloria, ¡que sorpresa! Que hermosa estás hoy eh
- Gloria: Que gracioso Bustamante. Vine a avisar que usted se retirará con la familia Colucci, en diez minutos vendrán a buscarlo
- Pablo: Perfecto, voy a terminar de buscar mis cosas y salgo
- Gloria: Está bien, lo espero abajo. - se dió media vuelta y continúo caminando
Suspiré y miré a Marizza, quien estaba sentada mirándome expectante.
- Marizza: Me perdonas entonces mi amor?
- Pablo: Si, espérame acá dos minutos que ya vengo
- Marizza: Pero a donde va- No la dejé terminar y corrí hacia el baño.
Al entrar corrí hacia un cubículo y me encerré en él. Sentía que la pija me iba a explotar. Marizza me había puesto recaliente y no sabía que hacer. Era muy obvio que ella no estaba lista para hacer el amor y yo no iba a presionarla, me lo prometí.
Me hice la paja lo más rápido que pude, lavé mis manos y salí del baño para meterme de nuevo en mi habitación.
Marizza ya no estaba ahí, me preocupé pensando que se había enojado o que había visto mi erección y le molestó, pero al bajar al Hall con la valija y mi mochila, ví que ella ya estaba ahí con dos valijas enormes y un bolso grande de mano. ¿Qué carajo llevaba ahí? ¿Tantas cosas llevaba para dos semanas?
Me sonrió y yo me alivie al saber que no estaba enojada ni había visto mi erección. ¡Gracias Dios!
- Pablo: Está todo bien?
- Marizza: Decime vos. Estás bien? Te fuiste enseguida mi amor - dijo preocupada
- Pablo: Si amor, tranquila. Necesitaba ir a mear - rió - Bueno, vamos entonces. México nos espera
- Marizza: Si mi amor - sonrió y me besó.
Salimos a la entrada de afuera y ahí estaban Sonia, Franco, Mía y Manuel esperándonos.
Por suerte ya estábamos todos y estaba todo bien entre Marizza y yo.
Ahora sí puedo decir que vamos a pasarla genial y que estas vacaciones van a ser lo mejor de todo este año. Nada lo podría arruinar.
Subimos al auto y emprendimos el viaje a la casa de Franco, ya que yo había decidido no pasar por mi casa antes de viajar a México.
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Eterno amor. ©
FanfictionEn proceso. [Prohibida la copia parcial o completa de esta historia] © Ella Méndez.