continuación.
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Manuel.
¿Mía quería dejarme?
De sólo pensarlo un nudo se formaba en mi garganta, obstruyendo mis vías respiratorias y dificultándome la respiración. No quería que ella me dejara, no podía vivir sin ella, aunque suene muy estúpido no poder vivir sin una persona. Mía es mi cable a tierra, la mujer de mi vida, mi novia, mi amor. Es esa persona que está siempre a pesar de todo, apoyándome en cada decisión, consolándome en cada bajón que tengo. Ella es lo mejor que me pasó, y sin ella no soy el mismo.
Nuestra relación había comenzado de una forma muy cliché: nos odiabamos, pero con el tiempo nos enamoramos hasta que cada uno se jugó por lo que sentía, y acá estamos. Nos amamos con todo, lo bueno y lo malo. Al menos eso hago yo. La amo con todo lo que soy, con toda la fuerza que se permite, la amo más de lo que pude haber amado a cualquier otra persona. Ella es la razón por la que sonrió todos los días, porque ella me hace felíz, me demuestra que la vida es linda, y que tiene un sentido.
No podría vivir felíz sin ella, sin sus besos, sin sus caricias, sin sus "te amo", sus abrazos y su delicioso perfume. Ese que lleva siempre y que me cautiva.
- Mía: No, no es eso, Manu. Nada que ver.
- Manuel: ¿Entonces, qué es?
Sentí un gran alivio al saber que me había equivocado y ella no queria dejarme, pero la incertidumbre de no saber que quería decir me mataba.
- Manuel: ¿Mía? - pregunté al ver que no respondía nada.
Ella bajó su mirada y comenzó a jugar con sus dedos, nerviosa.
¿Tan malo es lo que quiere decirme?
No entiendo, pero espero que no se tarde tanto en hablar, porque la curiosidad me va a matar.
- Mía: Lo... lo que yo quiero decirte es q-que estoy li-lista.
¿Lista para qué?
- Manuel: ¿Eh?
Ella soltó un suspiro, levantó su mirada y buscó mis ojos. Al verme fijamente a los ojos pude ver la seguridad que mostraba a pesar de estar nerviosa. Sus mejillas estaban algo sonrojadas y eso la hacía ver de una manera muy tierna.
- Mía: Estoy lista para hacer el amor con vos, Manuel.
¿Qué acaba de decir? ¿Hacer el amor? ¿Estoy soñando?
Ni en mis más profundos pensamientos creí que se trataba de eso lo que ella quería decirme, realmente me sorprendió. Sin embargo, yo había notado lo bien que estábamos juntos últimamente, nos llevábamos de una forma excelente: no tuvimos peleas, sino alguna que otra discusión; confiábamos más uno en el otro; decíamos lo que nos molestaba, o lo que simplemente no era de nuestro agrado. Podría decirse que estábamos en nuestro mejor momento.
Y, felizmente, puedo decir que ahora estaremos mejor. Hacer el amor con la persona que amas debe ser lo más maravilloso del mundo, por que esperar a que Mía se sienta segura vale la pena. Vale la pena porque sé que este gran paso que vamos a dar, lo daremos los dos, sin presiones, sin obligarnos, sin falta de ganas. Los dos decidimos esto, no sólo yo, y eso me pone feliz.
Es algo hermoso lo que siento en este momento, algo que nunca había sentido. Pensar en que ahora no vamos a ser Mía y Manuel sino que ahora vamos a ser uno, nos vamos a unificar demostrando nuestro amor al otro. Y no es que es lo único que me importa, no sólo quiero coger y sacarme las ganas, no. Yo quiero demostrarle cuanto la amo, y que tengamos esa confianza mutua y grandiosa que se supone tendremos después de este paso. Estoy feliz, feliz de que los dos nos amemos y vivamos nuestro amor sin barreras; sin miedos, y sin terceros.
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Eterno amor. ©
FanfictionEn proceso. [Prohibida la copia parcial o completa de esta historia] © Ella Méndez.