Capítulo 55.

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continuación...

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Marizza.

- Marta: ¿Qué le sirvo señorita Marizza?

- Marizza: Llámame Marizza, no tenés porqué hablarme como si fuese superior. Somos todos iguales acá Marta - le mostré todos mis dientes

- Marta: Lo siento, es mi trabajo. Pero muchas gracias - sonrió tímidamente

- Marizza: Está bien, solamente digo... ¿Me podrías hacer un café con leche y traerme dos medialunas? Porfi - junté mis manos a modo de súplica

- Marta: Como no, ya se lo traigo

- Mía: ¿Por qué le decís así?

- Marizza: ¿Así cómo?

- Mía: Así Marizza. "Porfi" - me imitó juntando sus manos

- Marizza: Porque es una persona como todos y no quiero que se sienta como la esclava de mis pedidos

- Mía: No es una esclava, es la mucama

- Marizza: Igual Mía, somos todos iguales. A mí no me gustaría que me pidan todo sin sonrisas o hablándome mal

- Mía: Bueno, tenés razón - encogió sus hombros y sonreí satisfecha al oír sus palabras.

Mía era una persona muy superficial y hueca, en todos los sentidos de hueca que puedan existir. Pero estar con Manuel hizo que madure, que cambie. Él la convirtió en esto que es ahora, una persona buena y con gran corazón, aunque ella ya lo era, sólo que mostraba una careta de nena mimada para sentirse segura de ella misma. Lo sé.
Con el tiempo fué mostrando su bondad y cambió muchas cosas de ella que realmente me sorprendieron, aunque todavía le cuesta ponerse un poco en el lugar de el personal doméstico, pero ya va a poder. Es cuestión de tiempo y madurez.
Ahora podría decir que es mi hermana y que la quiero. Así, loca, delicada, hueca y todo como es, a pesar de sus "daddy" y su obsesión por la ropa de moda, es una gran hermana y una muy buena amiga.

- Marta: Acá está su desayuno señ-Marizza. Perdón

- Marizza: No te disculpes. Muchas gracias - probé un sorbo de el café, estaba buenísimo - Mmm que rico

- Marta: Gracias, espero que lo disfrute - sonrió y se metió en la cocina.

Miré como Mía comía sólo unas dos o tres galletitas de salvado acompañadas de un té de hiervas. ¿Cómo podía comer eso?
Arrugué mi nariz.

- Mía: ¿Qué pasa? - me miró curiosa

- Marizza: No sé como comes eso, re aburrido tu desayuno

- Mía: No como carbohidratos nena

- Marizza: Que hueca sos, desayuna mejor y callate, me arruinas el día - sonreí falsamente

- X:: No le arruines el día a mi novia que hoy se despertó muy cariñosa - escuché la voz de Pablo detrás de mí

- Marizza: Mi amor - voltee a verlo - Vení a desayunar

- Pablo: ¿Qué hay para desayunar? - Preguntó sentándose junto a mí

- Marizza: No sé, ¿qué querés vos?

- Pablo: Mmm, a vos

- Marizza: Te amo - sonreí - Dale en serio, ¿qué querés?

- Pablo: Una chocolatada y medialunas, ¿hay?

- Marizza: Sí, ahí le voy a decir a Marta. Estás grande para la chocolatada igual - reí

Eterno amor.  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora