Capítulo 29.

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Maratón 2/5

*Capítulo anterior*

Lo tomé del pelo y besé sus labios, sus dulces y carnosos labios. Dimos una vuelta quedando ahora yo contra la pared y él del otro lado, así que para ser yo quien tenga el control del beso, tiré de su pelo con suavidad, al oír un gruñido de su parte supe que le estaba gustando. Pero me llevé una sorpresa yo al ver como se separaba de mí, dejándome con la respiración agitada y sin entender el porqué de su repentino ¿arrepentimiento?

Por su expresión sabía que algo andaba mal, pero tal vez era el vodka que no me dejaba pensar con claridad.

Narra Pablo:

Cuando por fin llegamos al boliche, tuvimos que estar como una media hora en la fila, había demasiada gente al parecer.
Al entrar pude comprobarlo, estaba lleno, muy lleno.

La música fuerte, la gente, el alcohol, las luces, todo llamaba mi atención. Necesitaba esto, necesitaba una noche de amigos para despejar mi cabeza de esa pelirroja que tanto me vuelve loco y ni siquiera es capaz de darse cuenta.

Nos metimos en el medio de la pista de baile y comenzamos a bailar, pero en eso se nos acercaron unas minitas, estaban bastante buenas, pero ninguna llamaba mi atención. Una era rubia alta, delgada, ojos verdes y con un cuerpo bastante bien.
Otra era morocha, pelo corto, ojos cafés y parecía más grande que nosotros.
Y la última era castaña, ojos color cafés, pelo largo y más bajita que las otras dos.

- Xx: Hola chicos - dijo la rubia

- G y T: Hola chicas

Sonrieron con cara de idiotas, pero más café, él es un pirata sin salvación.

- Yy: Vos sos Pablo, no? - Preguntó la chica de pelo corto y morocho.

- Pablo: Sí, de dónde me conocés?

- Yy: No te acordás de mi? De la noche que pasamos juntos?

Mis amigos me miraron con los ojos abiertos y la mandíbula les llegaba hasta el piso, no podían creer que yo pasé la noche con esta mina que esta buena y encima es más grande que nosotros.
Yo estaba en duda de quien era, pero después de mirarla bien la reconocí, se llama Paola creo, tuve mi primera vez con ella en el momento que tenía bronca por Marizza.

- Pablo: Ah si tenés razón. - sonreí - Paola no?

- Paula: No, me llamo Paula.

- Pablo: Ah perdón, Paula entonces. Cómo estás?

- Paula: Bien, les presento a mis amigas. Ella es Carolina - señalando a la castaña bajita - y ella es María - señalando a la rubia alta.

- T y G: Que divinas, quieren tomar algo?

Los dos tarados estaban muertos por estas minas, hasta hablaban al mismo tiempo, parecían desesperados.
Le pegué a Tomás con el hombro para que se de cuenta que ellos tienen que ser los que le caigan minas a los pies, no ellos arrodillarse ante ellas. Después recordé que eso mismo hice con Marizza y acá estoy, solo, sin la chica que me hace feliz.

Un rato después de hablar, fuimos a tomar algo a la barra, yo no tenía ganas de ver a estas minas pero le iba a hacer la segunda a mis amigos.

Tomamos un par de shots de vodka y me estaba matando a la garganta. Después de unos 4 shots, me pedí una cerveza, algo para calmar mi sed y el rastro de ardor que el vodka dejó a su paso.

Paula me miraba como si quisiera decirme algo, yo casi ni la miraba, no quería hablar con ella ni nada de eso, es más, si se iba mejor para mí.

- Paula: Che Pablo, te gustaría repetir lo de la otra vez? No sé digo... Podríamos irnos, dejamos a los chicos que disfruten y nosotros disfrutamos a nuestra manera

Eterno amor.  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora