Capítulo 53.

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continuación...

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Marizza.

Bajé al Hall después de ver como Pablo corría al baño. Este chico tiene serios problemas con la comida, va muy seguido al baño.

Una vez que llegó le sonreí, cosa que pareció aliviarlo, no sé porqué. Nos arreglamos y me perdonó, aunque yo todavía tenía un pensamiento sobre lo de hoy muy distinto a el de él. Ya vamos a hablar sobre eso.
Salimos a la entrada del colegio y ahí estaba mi familia esperándonos con impaciencia.

- Sonia: Al fin Marizzita, ya me iban a salir canas y todavía falta mucho para eso

- Marizza: No mientas mamá, ya te salieron

- Sonia: Ayy pero que dices mi ciela! - dijo mirándose en un espejito que no tengo idea de donde lo sacó.

- Franco: Bueno, ya están listos? Vamos?

- Marizza: Vamos cara de yeso

- Sonia: No le digas asi a mi Culocci, es un dulce mi amor - lo besó en los labios, a lo que yo hice una mueca de disgusto

- Marizza: Eh si... Vamos dale

Nos subimos al auto en dirección a la casa de Franco, la cual había visitado muy pocas veces.
En el camino enfoqué mi mirada a la ventana, hasta que sentí la mano de Pablo sobre la mía, apretándola sin lastimarme.

Nunca creí que podíamos estar así de bien, sin problemas más que el de hoy. Esto es lo que yo tanto deseaba, estar así con él.
Él es mi gran amor, el primer amor y el más importante para mí.
¿Quién iba a creer que los que más se odiaban iban a terminar juntos?
Ni yo me lo esperaba, para ser sincera, pero me alegra que así fuera, ya que ahora no me imagino una vida sin Pablo. Sin mi muñequito carilindo.
Cada día me siento más enamorada y toda la desconfianza y el miedo que invadía mi cabeza meses atrás, desapareció casi por completo. Podría decir que junto a él me siento plena, completa. No me falta nada más, con él lo tengo todo.

- Pablo: ¿Estás bien amor? - interrumpió mis pensamientos

- Marizza: Si - voltee a verlo

- Pablo: ¿En qué pensabas? - lo miré a los ojos.

Esos ojitos color cielo que con sólo mirarme me dicen todo. Cada vez que los miro siento paz, tranquilidad. Sus ojos no me mienten, lo sé. Eso es algo que amo, ver todo lo que siente por mí con sólo mirar sus ojitos llenos de preocupación, amor, ternura, tristeza, enojo. Lo que sea que siente lo puedo ver en ellos.

- Pablo: Mi am- Lo callé partiendole la boca, como solo yo podía hacerlo.

- Marizza: Pensaba... - dije mientras separaba nuestros labios - Pensaba en nosotros, en lo bien que me haces - dije muy sincera

- Pablo: ¿En serio? - asentí y su cara se iluminó - ¿Sabías que te amo?

- Marizza: Yo mucho más - otra vez estábamos besándonos.

Un carraspeo interrumpió nuestro dulce beso.

- Sonia: Bueno muchachitos se me van separando, ya llegamos a la casa

- Pablo: Si perdón Sonia - dijo un poco sonrojado

Reí para mis adentros al ver a Pablo con vergüenza y un poco incómodo ante la interrupción de mi vieja. Era tan tierno.

Bajamos del auto todos juntos, pero dejamos las valijas ahí ya que mañana salíamos al aeropuerto y era al pedo bajar y subir las cosas otra vez.
Entramos en la casa de Franco y comenzaron a decirnos las reglas para que los chicos se queden en casa por esta noche.

Eterno amor.  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora