Capítulo 93 | primera parte.

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Marizza.


- Hmm, ¿quién jode a ésta hora? - pregunto somnolienta al escuchar los golpes en la puerta.

Pablo está estirandose en la cama, a unos centímetros de mí. Tiene su pelo alborotado y sus ojos algo chinitos, consecuencia de haberse levantado recién. Me mira y hace un puchero, encogiendo sus hombros.

- No sé. Seguro son Mía o Manuel, que siempre vienen a joder.

Yo, que estoy en ropa interior al igual que él, me levanto de la cama y comienzo a estirarme un poco, todavía algo adormilada. Pablo se levanta también y comienza a caminar en dirección a la puerta, la cual no deja de ser golpeada. Pero, antes de que éste llegue siquiera a la mitad de la habitación, la puerta se abre de par en par, dejando ver a una versión de mi mamá y el cara de yeso enojadisimos, hechando humo por las orejas.

La puta madre que me parió - pensé -, nos matan.

Mi vieja entra con los dientes apretados, seguida de Franco, quien tiene los ojos abiertos como platos. Un tipo del hotel que se encuentra en la puerta, me mira con algo de lástima, pero luego cierra la puerta y se va. Ahora sé como pudieron entrar.

Suspiro y entorno los ojos entre mi vieja y Pablo, con una sonrisa fingida.

- ¡¿Me pueden explicar que es esto?!- grita mi mamá haciendo gestos exagerados con sus manos -. ¡Que hacen así, por dios! ¿Por qué duermen juntos?

- ¿Dónde están Mía y Manuel? - pregunta Franco - ¡Quiero una explicación ya!

Pablo, cagado de miedo, se acerca a mí. Yo saco las sábanas de la cama con suma rapidez y nos cubro, ya que estamos sólo en ropa interior y me da vergüenza estar así frente a el novio de mi vieja. Además, no creo que para Pablo sea muy cómodo estar frente a ellos así tan... en boxer.

- Dejen de gritar un poco, ¿si? - digo frotando mi sien - Es muy temprano para que me rompan los tímpanos.

- ¡Son las 11:46am! ¡Qué temprano ni que nada! - dice mi vieja, haciendo caso omiso a mis súplicas por no oír sus gritos tan ensordecedores.

- Bueno, está bien mami. No es temprano. Les explico que pasa, ¿si? Pero bajen el volumen.

- De acuerdo Marizzita, ¡pero explícame porque me va a agarrar un paro cardíaco, ciela!

Mi vieja comienza a morder sus uñas y a hacer expresiones exageradas con su cara. Típico de Sonia Rey cuando quiere dramatizar un poco, pero bueno.
Franco se mantiene callado, expectante a mis explicaciones. Sin embargo, noto que ésta rojo como un tomate por la ira.

A Manuel y Mía no les va a ir muy bien cuando vuelvan.

Me lamento por ellos, pero ¡ya que!. Podrían haber vuelto temprano los dos tarados.

- Hmm... si. Bueno, lo que pasa mami es que, ya sabes... ustedes nos dieron dos habitaciones para parejas, ¡y yo no quería dormir con la hueca de Mía! - me quejo como una nena, pero no me queda otra si no quiero un castigo por tener sexo - Además, ¿ustedes que quieren? No los jodimos en todas las vacaciones. Nos portamos bien, no nos mandamos ninguna... lo único que hicimos es dormir con nuestros novios - me encojo de hombros.

- Si, si... como dice Marizza, fue solamente para dormir juntos, no hicimos nada malo, lo juro - habla por primera vez Pablo, nervioso. Levanta sus manos de forma inocente -. Vos sabes suegrita lo mucho que quiero y cuido a Marizza, jamás haría algo inadecuado o... - interrumpe mi vieja.

- ¡Nada de suegrita, Pablito! Hoy no estoy de humor. Y todavía no nos dicen donde están Miita y Manu.

- Yo que sé, deben estar haciendo sus cosas por ahí - suelto una risita, aunque a ellos no parece divertirles en nada -. Bueno che, es una joda nada más. No sé donde habrán ido.

Eterno amor.  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora