continuación...
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Marizza.
Por fin, por fin había logrado decir todo lo que pensaba al respecto de hacer el amor con Pablo. Por fin me había sacado la horrible duda de si en realidad él no me deseaba o había algo de trasfondo, y si, si lo había. Él quería cuidarme, protegerme, dejarme tiempo, no presionarme. No es que no me deseara, sino que no quería apurarme para tener mi cuerpo en su cama, no quería que yo hiciera algo de lo que después me arrepienta. Y eso, para mí era lo todo. Que él me cuide de esa forma y espere todo lo que haya que esperar para que yo me sienta realmente antes de dar el siguiente paso, hacía que lo ame más.
Él no era igual a todos, y me lo había demostrado. Me había demostrado que debajo de toda esa fachada de mujeriego y engreído se encontraba un chico dulce, sensible, amoroso. Él es realmente el mejor chico que conocí en mi vida, a pesar de los pequeños defectos que tiene, a pesar de sus errores y mentiras, me había demostrado tener un corazón de oro. Un corazón que, si bien parecía estar encerrado bajo llave, se abría total y completamente hacia mí, dando todo de sí para amarme cada día, y hoy lo pude ver. No sólo por el hecho de que me esperó a la hora de tener relaciones, sino que las palabras que usó, su mirada y la forma en que estaba nervioso al decir todo lo que dijo, me hizo dar cuenta de lo mucho que me ama, tanto como yo lo amo a él; con cada pedacito de mi alma.
No podía estar más felíz, de verdad. Él me frenó nuevamente antes de perder mi virginidad, y no porque no me deseara, sino que porque quería que esa noche sea especial para mí, al igual que para él. Y ese es un gesto hermoso, que se proponga a hacer de mi primera vez una noche mágica y memorable, hacía nada más y nada menos que lo ame más, si es que era posible amarlo todavía más de lo que ya lo hacía.
Este viaje nos cambiaría completamente a los dos. Nos haría crecer, madurar, fortalecer nuestra relación, permitirnos demostrar a pleno nuestro amor hacia el otro sin ningún temor ni malas consecuencias. A partir de mañana mi vida sería distinta, aunque sea una estupidez pensar que solamente por tener mi primera vez crea eso. Pero es que para mí es algo tan importante, es algo que nunca había hecho con nadie y no creo hacerlo tampoco. Entregarme a Pablo sería la mayor prueba de amor que jamás había hecho y que por él haría, para demostrar de alguna forma todo el amor que le tenía así como él me lo demostraba todos los días. Entregaría mi cuerpo y alma para ser feliz a su lado y eso, sin duda, era lo que más quería hacer. Mañana haría el amor con él y no estaba para nada arrepentida de haber hablado con él sobre el tema, en cambio estaba feliz de poder hacerlo ahora sin ningún temor e inseguridad. A partir de mañana nuestra relación llegaría a otro nivel, un nivel que requería de confianza, seguridad y amor. Mucho amor.
Al terminar mi hermosa conversación con Pablo, fuí al baño para lavar mis dientes y ponerme un pijama. Los chicos irían en cualquier momento a dormir, ya era demasiado tarde y estábamos todos muy cansados.
Entré en la habitación y vi a Pablo en short con el dorso al descubierto. Manu y Mía estaban buscando su ropa para dormir así que al encontrarla salieron en seguida de la habitación entre risas y besos. Estos dos en verdad hacían muy buena pareja, eh.- Pablo: Amor, ¿te molesta que duerma sin remera?
- Marizza: Mm no, para nada - sonreí
- Pablo: Bueno, vamos a dormir mi colorada
- Marizza: Vamos a dormir, muñequito de plástico
Reímos y nos acostamos, yo del lado que estaba la pared y él del otro. Me abrazó por la cintura mientras nos mirábamos a los ojos. Yo veía sus ojitos color cielo con atención. Son hermosos, los ojos más lindos que jamás había visto.
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Eterno amor. ©
Fiksi PenggemarEn proceso. [Prohibida la copia parcial o completa de esta historia] © Ella Méndez.