Eterno amor. ©

Capítulo 25.

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Entró el chancho y comenzó con su discurso de cuarta para decir que había vuelto de mi viaje a Italia, cuando por fin lo dijo, con desagrado, entré al salón, viendo a todos con la boca abierta al verme, me puso algo nerviosa pero igual no iba a demostrarlo, Marizza Pía Spirito nunca se asusta ante una situación algo vergonzosa.

Narra Pablo:

Al despertar caí en la cuenta de que había perdido todo un día de clases, pero no me importó, no podía pensar en otra cosa que en ella, a la única que quise y que perdí por ser un idiota.
Sentí como mis músculos se relajaban bajo el agua caliente mientras reflexionaba en todo lo que pasó.

¿Cómo es posible que en tan poco tiempo se pueda querer tanto a alguien?

¿Vale la pena sufrir por alguien que no te quiere?

Al instante borre esos pensamientos de mi cabeza, soy un estúpido. ¿Cómo voy a preguntarme eso? Si fuí yo el que arruinó todo, yo mismo me hundí en esto y me lo merezco. Aunque me gustaría saber que ella me quiere tanto como yo, pero supongo que sí. ¿Por qué sufriría tanto si no me quiere?

¿Sufre? ¿O sólo me odia por mentir?

Me pregunté muchas cosas en ese momento, me sentí inseguro ante los sentimientos de Marizza hacia mí, no sé si realmente me quiere tanto como yo a ella. Pero de nada serviría que me quiera, de todas formas yo ya me encargué de destruir todo lo que teníamos.

Todo mi día se resumió en comer, tocar la guitarra y dormir, no hice mucho, no tenía ánimos para nada.

Desperté al otro día e hice mi rutina como siempre, para luego ir a el salón. Me pregunté si Marizza ya se habrá reincorporado, tal vez ayer después de lo que pasó fué a clases, tal vez empezaba hoy, o quizás la próxima semana. Nunca sé que esperar de ella, es totalmente una caja de sorpresas.

Busqué por todo el camino al salón y en éste a Marizza, pero no la veía por ningún lado. Por un lado me dolió no verla ahí, la extrañaba, pero por el otro era mejor, para que quería verla después de todo.
Me extrañé al ver a Dunoff en el umbral de la puerta con cara de preocupación o disgusto, supuse que tenía alguna mala noticia sobre su "prestigiosa institución" como le dice él, entró en el salón y comenzó a hablar como siempre.

- Dunoff: Buen día profesora Hilda, buen día alumnos.

- Todos: Buen día.

- Hilda: Buen día director, a que se debe esta visita?

- Dunoff: Lamento interrumpir su clase profesora Acosta, lo que sucede es que tengo el placer de anunciar que hoy se reincorpora una alumna que, por temas personales, se fué a Italia hace unas semanas.

Todos miraban fijamente a el director, era obvio que hablaba de Marizza. Mi corazón se aceleró enseguida.

- Dunoff: Bueno, sin tanta charla, volvió la señorita Spirito al Élite Way School, señorita Spirito, puede pasar.

Entró con su onda de siempre, estaba hermosa, incluso más que ayer, tenía su pelo lacio y rojizo con esas mechas rubias que se hizo, el uniforme que se notaba que le quedaba más pegado al cuerpo marcando su cintura y su pecho, la pollera le quedaba perfecta, dejando ver sus hermosas piernas pero sin ser nada vulgar.
Todos nos quedamos helados viéndola, no es que esté muy diferente, pero tenía cambios que se notaban bastante.
Se puso al frente con el director y mientras caminaba pude ver como la pollera le quedaba perfecta por detrás también, aunque como ya dije, no era corta ni nada, pero le quedaba hermosa.

- Marizza: Bueno che, tampoco para que me miren así, yo tampoco los extrañé

Dijo soltando una risa, todos corrieron a abrazarla, menos yo, pero fueron interrumpidos por Dunoff que no dejó que sean intensos con nuestra compañera en su bienvenida.