Capítulo 79.

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continuación...

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Marizza.

Abrí mis ojos con algo de dificultad, me pesaban y se sentían algo cansados, pues el molesto dolor de cabeza había irrumpido mis dulces sueños adelantando el despertar de la tarde, después de una buena noche de boliche y sexo con Pablo. Planeaba despertarme, por lo menos, después de las cinco de la tarde; pero, lamentablemente, me había despertado siendo las 13:25pm.

Me removí en las suaves sábanas de la cama, pero fué entonces que sentí un brazo en mi cintura, impidiendo mi movilidad. Pablo se encontraba pegado a mí, con su hermosa cara relajada, sus ojos cerrados, y sus labios levemente curvados hacia arriba.
Su frente tenía algunos mechones de pelo rubio pegado, junto a una leve y fina capa de sudor, supongo que por el calor de la habitación. Por la ventana entraba la luz del sol y, como era de esperarse, también se colaba su fuerte temperatura.

Hoy va a ser un día pesado, Marizzita.

Bajé mi mirada hacia nuestros cuerpos: estábamos desnudos y envueltos en las sábanas blancas, en la comodidad de nuestras piernas entrelazadas, sus brazos sobre mi cuerpo, y nuestros rostros a centímetros de distancia. Un hermoso despertar, cálido y afectuoso.

- Marizza: Que lindo sos, mi amor. - susurré.

Lo observé unos segundos más, sonriendo como toda enamorada, y después me dispuse a querer salir de entre sus brazos. Ya tenía que levantarme, y como no tenía sueño, hacer mi rutina de higiene y vestirme. Pero al intentarlo, Pablo se removió soltando un gruñido.

- Pablo: Hmm, ¿qué pasa? - dijo con su voz ronca.

Esa voz, ronca, masculina y perfecta. Como la amo.

- Marizza: Amor, ya me tengo que levantar.

- Pablo: No, quédate durmiendo conmigo. Dale, mi amor. - sus ojos seguían cerrados.

- Marizza: ¿Qué pasa si Sonia viene y nos ve? No sabe todavía que estamos durmiendo juntos.

Y era verdad, pero sinceramente no creo que quiera venir en nuestra búsqueda.
Últimamente mi vieja está muy rara; No nos habla, no nos ve, no nos llama la atención, no quiere hacer paseos familiares. Tengo la leve sospecha de que algo oculta, junto a Franco, claro, pero todavía no sé qué, y eso me da mucha curiosidad.
¿Debía preocuparme su actitud?

- Pablo: No va a venir, debe estar con Franco - abrió sus ojos y recorrió mi cuerpo con la mirada - Hmm, aunque pensándolo mejor... podemos hacer algo más divertido que dormir.

Yo me encontraba a su lado, desnuda con la sábana a penas tapando mis partes íntimas.

- Marizza: No seas tonto, me tengo que bañar.

- Pablo: ¿Y si nos bañamos juntos como ayer? - sonrió pícaramente.

- Marizza: ¿Ayer nos bañamos juntos?

Claro que lo recordaba, bastante bien debo decir. Pero quería jugarle una bromita a Pablo, boludearlo un poco y que se deje de joder así puedo bañarme.

- Pablo: ¿Cómo?, ¿No te acordás? - frunció el ceño.

- Marizza: Y... no sé - acerqué mi boca a su oído - puede que sí, puede que no.

- Pablo: ¿Qué?

Estaba realmente confundido, hasta yo lo estaba por las boludeces que estaba diciendo.

Eterno amor.  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora