2- Segundas oportunidades

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La rubia y el castaño se quedaron mirándose el uno al otro por un largo rato. Sin decir nada, sus cuerpos gritaban todo. Se encontraban a escasos centímetros uno del otro.

Carla tragó grueso, como solía hacer en situaciones que la ponían nerviosa, y se atrevió a ser la primera en hablar.

- Así que no entiendes un 'no' por respuesta, e involucras a tu amiga para que me engañe y me encierre en un sótano contigo. Vaya plan.- le comentó Carla en tono de burla, pero por dentro deseando que él respondiera todas esas preguntas que tenía en su corazón, pero que no se permitiría exteriorizar en palabras.

Samuel suspiró y analizó su rostro por un segundo. Él sabía que las burlas y los comentarios fríos y crueles, eran un mecanismo de defensa que Carla utilizaba cuando se sentía acorralada.

- Necesitamos hablar.- le respondió Samuel, mientras que ella lo miraba incrédula por aquello.

- No. Tú necesitas hablar. Pero anda, habla. De todas maneras me imagino que estaremos encerrados aquí hasta que te perdone.- Era tajante con sus palabras, pero en realidad esto estaba a su favor. Ella necesitaba escuchar sus explicaciones y entender el porqué de todo. ¿Perdonarlo? Ya lo había perdonado hace tiempo. Lo que no podía hacer ahora, era confiar en él.

- Bien.- Samuel tomó una postura más decidida y trató de poner en palabras coherentes todo lo que había estado meditando las últimas semanas- Carla, el día que decidí acercarme a ti, yo tenía un plan en mente. Pero en el momento en que me dirigiste la palabra, me encontré condenado. No sé si fue en el baño de aquel bar, o en mi casa cuando decidimos estar solos juntos. Pero sea cual sea el momento en que me percaté que estaba perdidamente enamorado de ti y no había marcha atrás, fue el momento de más claridad que he tenido en mi vida.

Carla lo observaba sin cambiar su postura indiferente, pero por dentro, al escuchar 'enamorado', su corazón comenzó a palpitar frenéticamente.

- Debí haberte dicho la verdad.- continuó- Una parte de mi sabía que era lo correcto, pero la parte menos noble me gritaba que existía la posibilidad de perderte irreparablemente. Y la escuché. El solo hecho de pensar que pudieras alejarte de mi, me quitaba el sueño. Claro que entendí perfectamente cuando no devolvías mis llamadas o textos... pero llegué a mi punto de quiebre, Carla. No aguanto más. Necesito que me digas si hay algo que puedo hacer para poder recuperarte... lo que sea. Pero si no, por favor, dímelo. Si seguiré sufriendo el resto de mi vida, quiero que sea por algo certero y no por una duda que me persigue.

Carla procesó todo esto con la mirada fija en él. No podía evitar sentirse identificada con todo lo que acababa de escuchar. El simple hecho de imaginar una vida sin él... era intolerable.

- Has cruzado una línea muy grande, Samuel.- lo reprimió Carla- Lo sabes, ¿verdad?

- Si, si lo se. Y haré todo lo que me digas para poder ganarme una segunda oportunidad de demostrarte que soy capaz de ser la persona que estará a tu lado sin cavilaciones.- el tono desesperado de Samuel, enterneció a Carla, quien ya se había dado por vencida.

- No puedo confiar en ti por completo, ¿eso te queda claro?- seguía indagando la rubia para saber si él estaba al tanto de las condiciones en las que estaba su relación.

- Lo sé, y si me lo permites, pasaré toda mi vida haciendo lo imposible para ganar aunque sea un poco de la confianza que perdí por imbécil.- las esperanzas de Samuel crecían más a medida que Carla hablaba.

- No más secretos.- sentenció la rubia como una ultima irrompible regla que debía haber entre ellos.

- No más secretos.- le aseguró Samuel sonriendo, al mismo tiempo que la tomaba por la cintura y la giraba en el aire.

Cuando la bajó, ambos estaban riéndose pegados al pecho del otro.
Carla no aguantó un segundo más de la espera que había tenido aquellas últimas semanas, y le miró los labios fijamente para luego dirigir esa mirada a sus ojos en señal de invitación.

Samuel interpretó perfectamente aquel gesto y la apretó por la cintura mientras sos besaba de manera apasionada. Eran besos húmedos y sonoros que retumbaron en todo el sótano. Carla pudo sus manos en los bolsillos traseros de Samuel provocándole un escalofrío de placer.

Justo cuando Samuel estaba recorriendo el cuello de Carla con sus besos, la puerta del sótano se abrió, provocando que ambos se separaran y quedaran a al espera de quien bajaría por las escaleras.

- ¿Y cómo fue?- preguntó Guzmán indiscretamente con una sonrisa de oreja a oreja, a lo que recibió un codazo de Nadia.

El rubio observó los labios rojos e hinchados de ambos, el cabello alborotado de Carla y el rostro de los dos, que daba la impresión de una inocencia fingida.

- Pero veo que no me hace falta respuesta verbal.- bromeó Guzmán mientras que Nadia lo jalaba de un brazo hacia arriba, mientras se disculpaba con ambos por el poder comportamiento de su novio.

Carla y Samuel, apenas se cerró la puerta nuevamente, rompieron en risas.

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