15- Alianzas peligrosas

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- Seguro que llega con Guzmán.- insistió Nadia al ver que Lu estaba inquieta observando la entrada del colegio para presenciar la llegada de la pelirroja.

- Seguro.- repitió la mexicana.

De lejos, Nadia vió como Rebeka la buscaba con la mirada en las escaleras de la entrada.

- ¡Rebe!- la llamó agitando una mano en el aire para que se acercara.

- Agh, Nadia...- se quejó Lu rodando los ojos ante la invitación.

- Se buena.- agregó la palestina unos segundos antes de que Rebeka se les uniera.

- Por lo visto no ha llegado el cadaver andante.- apuntó Rebeka con una sonrisa burlona.

- Pues, parece que la muerta viviente no quiere sentir las miradas de todo el colegio.- contestó Lu mirando su móvil.

- Pues dejen salir todos los apodos y el veneno ahora que no están, porque si Guzmán las llega a escuchar...- suspiró Nadia levantando las manos en señal no culposa.

- Lo que no entiendo es cómo ese tío puede estar tan bien con todo.- cuestionó Rebeka.- La pija se hizo pasar por muerta con él también.

- Lo sé.- contestó Lu asintiendo con la cabeza.- Toda la mierda que ha pasado... que hemos pasado, es como si se hubieran esfumado para el cabrón.

Nadia vió que Carla y Samuel estaban subiendo las escaleras y se acercó con prisa para hablarles, mientras que las otras dos no se dieron ni cuenta.

- Oye,- comenzó a decir Rebeka un poco vergonzosa.- que en verdad lamento toda la mierda que te has tenido que comer por esta pina. He visto en primera persona como han sufrido todos aquí, y tu dolor no era uno ligero...

Lu se sorprendió ante aquello. Generalmente, sus conversaciones no duraban más de dos minutos hasta que comenzaban a insultarse.

- Si...- respondió tratando de sonar como si aquel tema no le afectara.- Pero parece que ahora hasta tengo defensor personal.- bromeó Lu señalando con la cabeza a Samuel, que estaba tomado de la mano con Carla mientras que ambos hablaban con Nadia.

- ¡Ostia mía!- rió Rebeca recordando aquel día.- La manera en que ese tío nos defendió... he flipado, la verdad.

Mientras que la charla entre las, al parecer, no-tan-enemigas se llevaba a cabo, Nadia se percató de que todos los alumnos habían comenzado a ingresar por el toque de la campana.

- Carla,- la llamó al ver que se estaba preparando para entrar.- ¿Luego puedo hablar contigo a solas? Es importante.

- Vale, claro.- le respondió la rubia sorprendida.

Samuel también se quedó un poco confundido por aquello. Las dos chichas de llevaban excelente, pero nunca habían estado hablando a solas. No tenían mucho en común para discutir.

En cuanto llegaron al aula, todos se dispusieron a sentarse en sus respectivos asientos.

Carla con Lu casi al final, detrás de ellas, Nadia y Rebeka. A la misma altura, pero a la derecha de ellas, Valerio y Samuel, con Cayetana al frente. Ander y Polo en las primeras filas.

Carla volteó a ver a Samuel, y le dió un beso en el aire al mismo tiempo que le guiñaba un ojo. Él le sonrió y tomó su móvil.

- ¿Cómo alguien puede ser tan adorable y tan sexy al mismo tiempo?

Al leer el texto que le había enviado, sonrió involuntariamente y se quedó por unos segundos quieta hasta que volteó nuevamente para sonreírle tímida. Solo Samuel tenía ese poder sobre ella. El que aflorara su timidez, ternura y locura en un mismo momento.

Mío o de nadie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora